A estas alturas de la campaña madrileña, y queda una semana, "todavía no hay nada previsto" sobre la presencia de Alberto Núñez Feijóo para respaldar a Isabel Díaz Ayuso. El secretario general de los populares gallegos, Miguel Tellado, no descartó ayer "la posibilidad de participar ", aunque la invitación sigue sin llegar. El concurso del único presidente que gobierna con mayoría absoluta podría ser tomada en Génova como la aparición por sorpresa del padre enrollado de un colega en el botellón.
Núñez Feijóo y Díaz Ayuso no sólo han apostado por estrategias distintas para contener la propagación de los contagios por covid, a la candidata del PP en Madrid no le ha sentado demasiado bien que el presidente gallego crea que es el único que puede conseguir mayoría absoluta, según comentó el fin de semana pasado un abogado con habilidad para picotear en las salsas de cada partido.
Ayuso y Feijóo han salido fortalecidos de la pandemia con políticas opuestas, por lo que también se puede inferir que el traje que vale para Madrid no le siente bien a Galicia. "Gallegos de lluvia y calma", nos describió Miguel Hernández en el imprescindible poemario 'Vientos del pueblo', pero con "sentidiño" para ser la única tierra que ha cerrado la puerta de sus instituciones a Vox. La ultraderecha irrumpió en la campaña gallega tildando a Castelao de "racista", pero una barbaridad que les puede funcionar en otros lados, por estos pagos resulta más ofensiva que mover un marco, hasta para los populares.
A estas alturas de la campaña madrileña, y aún queda una semana, es probable que a Feijóo se le haya espantado la intención de asomar la patilla por el foro, si es que alguna vez tuvo la tentación de hacerlo. El envío de cartas con balas de diferente calibre y mensajes amenazando de muerte al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y al candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, fue puesto en duda por Rocío Monasterio, cabeza de lista del Vox, en el debate entre candidatos que se celebraba en la Ser. La provocación hizo que Iglesias abandonase el estudio de radio y la izquierda no acudirá a más debates con la ultraderecha. Como para salir de Galicia.
