Opinión

Galicia es una fiesta

Galicia siempre ha sido una fiesta y lo continúa siendo, aunque ahora no andemos sobrados de motivos para la parranda. O quizá nuestra tendencia al festejo obedezca a que nunca han faltado razones para intentar olvidar durante unos días los lamentos del resto del año.

El Consello de la Xunta declaró ayer de interés turístico de Galicia la Festa do Caldo de Mourente (Pontevedra), la Feira do Boutelo de A Fonsagrada (Lugo) y la Semana Santa de Santiago. Con estas distinciones, ya contamos con 142 festejos de interés turístico, de los cuales 120 son de Galicia, doce nacional y nueve internacional. A este ritmo tendremos más fiestas que fiesteros, pero un pueblo sin verbena es inconcebible y siempre aparece alguien que acepta enrolarse en la comisión organizadora para buscar fondos que permitan contratar una orquesta decente. 

Argumentó el presidente Feijóo que con esta iniciativa se pretenden "desestacionalizar" las visitas a Galicia, ya que se celebran en invierno o en las primeras semanas de la primavera. Añadió que gracias a la celebración de estos festejos, en el primer trimestre de este año el número de turistas aumentó un 7% hasta superar los 636.000 visitantes y las pernoctaciones crecieron un 10%, hasta cerca de 1,2 millones. Sin poner en cuestión las cifras, se presupone que los números gordos los aporta Santigo y los peregrinos que hacen el Camino, al que ya no le hace falta más propaganda para ser reconocido a nivel mundial.

La Xunta airea en cuanto se le presenta la ocasión las cifras turísticas. Y aunque está bien no desdeñar esa vía, también sería recomendable que en el interior de Galicia se anunciase un proyecto industrial sólido para fijar población que acuda a la fiesta. 

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