Opinión

Helarte o los lunes sin arte

El lunes suele ser el día de la semana más antipático para los que caminan al paso que marca el calendario laboral. Los lunes también acentúan la desesperación de los que no consiguen engancharse al mercado de trabajo, aunque marzo terminó con 1.173 personas menos desempleadas en Galicia, la tercera comunidad en la que más ha descendido el paro registrado. El descenso es inferior a un año normal por estas fechas, pero ni tan mal porque a la nueva normalidad que provocó la pandemia le ha sucedido la masacre de Putin en Ucrania y marzo se franqueó con huelga de transportistas durante la segunda quincena.

El lunes es una faena hasta para muchos jubilados. El día de descanso en los museos los deja sin un lugar de recreo en el que estar al abrigo de las gélidas temperaturas. Una pandilla de abuelos se reúne cada tarde, excepto los lunes, en el recibidor del Musac de León para entretener las horas de palique sin tener que costear la calefacción. En  tierras de tiritona tampoco resulta extraño ver animación en las iglesias con estufa.

Este lunes el precio de la luz volvió a superar los 250 euros el megavatio/hora de media. Mientras el Instituto Galego de Estatística (IGE) constataba que el 51% de los hogares gallegos tuvieron” dificultades o muchas dificultades” para llegar a fin de mes durante el primer trimestre, la ministra Teresa Ribera pedía paciencia porque la rebaja en la luz se podrá notar “en tres o cuatro semanas”, si la Unión Europea consiente el tope al gas de 30 euros, e Ignacio Sánchez Galán, presidente de la eléctrica Iberdrola, recomendaba más mercado y menos intervención. Afirmó que en el futuro “tendremos mejores condiciones en el precio al ir por delante de Europa en las renovables”. Él ganó 13,2 millones y puede esperar. 

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