Opinión

Inteligencia electoral

En el concurso organizado por el Gobierno central para combatir la despoblación con el traslado de agencias y organismos menores desde Madrid a la España vaciada, el premio se lo han llevado dos de las ciudades más dinámicas de todo el Estado. El Consejo de Ministros eligió A Coruña para acoger la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia) y Sevilla como sede de la futura Agencia Espacial Española, el caldo gordo, entre las 37 candidaturas que se postularon. Ourense jugaba a pares y a nones, a la inteligencia artificial y al salto espacial, pero se quedó sin mano desde que la Xunta se decantó por la baza coruñesa para la Aesia frente a las propuestas ourensanas o al intento compostelano de compartir el artificio.

El proceso ha sido de una cautelosa inteligencia electoral aplicable tanto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. La elección de A Coruña parecía cantada desde la celebración de la cumbre hispano-alemana a principios de octubre y el continuo orballo de ministros. El respaldo a la candidatura coruñesa le permite a Rueda sumarse a “una buena noticia para Galicia” mientras reservaba el palo para el Gobierno central en el supuesto de no resultar elegida. Ponerle ojitos a los deseos de Ourense o de Santiago hubiese sido un error como le ha sucedido al presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que animó a Palencia a presentarse para la Agencia Espacial, dejó al proyecto de León en la estacada y se quedó sin nada y con el leonesismo rugiendo por la autonomía para no compartir espacio administrativo con Valladolid.

A la España vaciada le carcome la decisión, pero si no cuentas con votantes ya puedes desgañitarte contra el eco. La designación de Sevilla indica que el PSOE ha perdido la Junta pero no entrega Andalucía. Con inteligencia electoral también se puede inferir que para Sánchez es clave consolidar el poder municipal en la provincia de A Coruña en los comicios de mayo amarrando la Diputación, una vez que Caballero alumbra la de Pontevedra con los votos de Vigo y la de Lugo parece apuntalada. Tras las elecciones locales se podrá ponderar el devenir de las generales de final de año y de las gallegas sin Feijóo después.

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