Opinión

La España viciada

Xosé Neira Vilas, autor del universal "Memorias dun neno labrego", apuró los últimos años de su vida en su casa natal en Gres (Vilar de Cruces) tras residir en grandes ciudades como Buenos Aires o La Habana. Durante una entrevista que se alargó hasta la noche y en la que este chófer de anécdotas acabó ayudando al genio a meterse en la cama, contó que Manuel María, otro grande de las letras galegas, le confesó su decepción por trasladarse a la ciudad de A Coruña cuando el libro se acercaba a la página final. 

El poeta, criado en Outeiro de Rei da Terra Chá y afincado en Monforte, consideraba que se había equivocado al mudarse a un piso en el coruñés barrio de Monte Alto en 1998, en donde fallecería siete años después. Ensalzaba el rumbo tomado por Neiras Vilas al instalarse en los años mozos en capitales que eran referencia mundial para regresar a su casa natal a aguardar la llegada del invierno biológico. 

La anécdota regresa al folio por una conversación pescada al vuelo en un abrevadero coruñés cercano al desaparecido Kirs, cafetería en la que Manuel María mantuvo tertulia durante su etapa coruñesa. Una mujer y una adolescente tomaban el aperitivo en la mesa de al lado. Al llegar el hombre que estaban esperando ensalzó un corte de pelo que, según dijo, la rejuvenecía. "Pues ya ves, me lo hicieron en el pueblo. Cortar, teñir y peinar por 19 euros", respondió la mujer ante el halago. La mano con la tijera y el precio propiciaron alabanzas hacia la vida en el rural que contrariaron a la adolescente, según se podía descifrar en la mueca de su cara sin riesgo de equivocación. Hasta que saltó:  "Pues esto que habláis de los pueblos... Yo no me iría a vivir a un pueblo ni loca. Seguramente acabe viviendo en Madrid aunque parezca que estoy en contra del universo. ¿Yo en un pueblo? Pero si me dan miedo las vacas. ¿Qué haría en un pueblo? Me moriría".

El hombre dejó que terminase el parlamento para corregir su apreciación. "Los pueblos no son lo que crees. Hoy en día no hay distancias ni aislamiento gracias a Internet. Puedes vivir en el pueblo y estar en media hora en la ciudad, que es lo que tú tardas de tu casa al centro, pero de esto te darás cuenta cuando soportes la vejez en una gran ciudad". Urge cambiar la percepción viciada del rural vaciado. 

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