Opinión

La porra de Rueda

S i tienes a tu predecesor actuando de telonero y entre la claque te aplauden personajes que los medios enfocan a diario como Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida o Alfonso Fernández Mañueco, aunque en ocasiones sea para comentar un desvarío, humanamente es comprensible que el discurso se te vaya muy alto. Alfonso Rueda protagonizó el martes un desayuno informativo en Madrid con el traje de presidente de la Xunta y pronosticó un resultado en las próximas elecciones municipales que firmaría sin gafas el mismo Alberto Núñez Feijóo.

Con dos o tres alcaldías de las siete ciudades –ahora el concello más poblado en manos del PP es Arteixo– y una diputación, además de la que ya gobierna en Ourense, el nuevo líder de los populares gallegos acertaría la quiniela que selló en Madrid sin que nadie le discutiese el pronóstico. Quizá Feijóo pensó que el “estilo Rueda que en menos de seis meses ha hecho olvidar al antecesor y va más allá de llevar una mochila del Xacobeo al hombro” peca de entusiasmo, pero para ganar hay que enchufar a la tropa en la convicción.

Ese es un problema para la porra de Rueda. Ni por la elección de candidatos se descorcha Ribeiro –salvo la sorpresa de Cabezas en Ourense–, ni se cree que Sánchez esté tan tocado como Zapatero en las locales de 2011 antes de que Rajoy llegase a La Moncloa. “El otro día un paisano me comentó que a él en enero le suben la pensión 190 euros y a su mujer 90”, incidió un exalcalde popular para ilustrar la dura batalla electoral que van a tener que librar. Aunque en las municipales pesa más el candidato que el partido, los otros mandos locales no lo dejaron sin razón. Rueda muestra lealtad; no aprendió de Feijóo a echarle a otro la culpa y lo tenía al lado. O por eso.

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