Opinión

La talla

Cuando éramos cativos, un compañero del colegio escribió una redacción en la que contaba que su abuelo había caminado durante 70 kilómetros la noche antes de tener que presentarse en la caja de reclutas con la sana intención de achicar la estatura con la contracción de los discos de la columna vertebral y librarse así de la mili por no dar la talla. El truco funcionó y los rapaces tomamos nota porque el servicio militar obligatorio era un trance que parecía imposible de evitar y pocos se tragaban las fantasiosas historias de 'lareira' que algunos contaban durante las largas noches de invierno. 

Años más tarde, le tocó a este chofer de anécdotas presentarse al tallaje con un porrón de quintos de la zona, pero el alegato de raquitismo –un atleta en época de competición es un suspiro– para escaquearse de imaginarias, guardias y arrestos no coló. Midieron de menos, pesaron de más y otro fulano que se declaró inmediatamente objetor de conciencia. 

Hace unos días, el Ministerio de Defensa anunció que en las próximas oposiciones rebajará la estatura mínima requerida a las mujeres para entrar en el ejército en cumplimiento de una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea contraria a establecer la misma estatura para ambos sexos. A partir de ahora, el corte será de 155 centímetros para las mujeres y 160 para los hombres. Con muchos candidatos rondando las medidas exigidas, el ejército podrá ser muy bueno, pero no de altura.

Cuenta una crónica de agencias que Alba García, una joven de 18 años de Vilagarcía de Arousa, está pasando "un calvario" para entrar en la Guardia Civil tras haber superado con nota los exámenes físicos, psicotécnicos y de idiomas. El problema para que Alba no siga los pasos de su progenitor, como desea desde pequeña, es que es celíaca. Le han cerrado la puerta cuando ya se veía dentro por una intolerancia al gluten al entender que esta enfermedad digestiva le puede impedir desempeñar el trabajo de manera adecuada. Alba García compite a alto nivel en gimnasia rítmica desde que era una niña y se castiga con entrenamientos de tres horas al día. Anuncia batalla administrativa para que Defensa rectifique como sucede en otros cuerpos de seguridad. Apuesten a que da la talla. 

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