Opinión

La única medida

Hasta que el suministro mayoritario de la vacuna permita abrazarnos, frotarnos y besarnos con colegas, allegados o desconocidos, no queda otra que contener el arrebato afectivo y dedicar las carantoñas a llenar el depósito de los convivientes. Y con los que se tiene más cerca, sólo cuando las ganas resulten irrefrenables. Los desconfiados cuentan con más probabilidades de zafar en la pandemia de covid. 

Nadie está a salvo. Galicia registró en la última jornada otra plusmarca de contagios al detectarse 1.727 nuevos positivos y 16 personas diagnosticadas por coronavirus fallecidas. Son 1,2 nuevos casos cada minuto. En el total del Estado se apuntaron 404 defunciones y 44.357 positivos, que dispara la media de contagios a 30,80 cada vuelta del segundero del reloj. 

Los números cantan. Son una tortura sin necesidad de retorcerlos. La situación es dramática por la amenaza de colapso hospitalario y por eso conviene mantener la calma en vez de recetar remedios y aplicar medidas con las pulsaciones aceleradas.  Durante la comparecencia de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES) del Ministerio de Sanidad, fue sometido a un interrogatorio sobre el confinamiento brutal que piden unas autonomías, el adelanto del toque de queda como el que Castilla y León ya aplica desobedeciendo el decreto del estado de alarma o el cierre de la hostelería, que en Galicia ya se hace en situaciones extremas como las de Xinzo, Arteixo y Viveiro. "La medida más importante es la protección personal. No hay mucho más que hacer", respondió el que sabe de pandemias ante la insistencia sobre el encierro de la población y la restricción de la movilidad. 

Alemania lleva dos meses y medio de cierre total de la actividad económica no esencial, va a seguir así hasta el 14 de febrero y ayer enterró a más de 1.000 personas. En las imágenes del Telediario ninguno de los cuatro operarios que trasladaba féretros llevaba mascarilla. Ya se exige la FFP2 en los espacios públicos, pero hay que ponerla para que sea efectiva. Incluso si en un garito se respetase el aforo y no sucumbiésemos a la tentación de abrazarnos con el amigo, el allegado o el desconocido, el riesgo sería mínimo. Es la única medida.

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