Opinión

La vaca y el Gaiás

Los tratantes de ganado saben que para vender una vaca es recomendable hablar bien del animal aunque cojee. Y como Fitur no deja de ser una feria en la que se mercadea con turismo, a la directora-gerente de la Fundación Cidade da Cultura de Galicia, Ana Isabel Vázquez Reboredo, no le ha quedado más remedio que ensalzar el bicho que la ocupa, aunque resulte muy difícil comprarlo. Es más, si no hubiesen mencionado el Gaiás en este escaparate turístico internacional tampoco pasaría nada; se corre el riesgo de confundir al visitante con un despropósito descomunal que ni siquiera está terminado, aunque hubiese sido mejor que no se hubiese empezado, excepto para el arquitecto Peter Eisenman, que se la coló a Manuel Fraga hasta Vilalba. 

Dijo la directora-gerente que en esta "infraestructura consolidada, además de la cultura, se apoya el emprendimiento y la tecnología y cuenta con un enorme potencial para promover el turismo cultural desde una óptica contemporánea". Para Vázquez Reboredo, el Gaiás "contribuirá a la desestacionalización al constituir un importante atractivo para el turismo profesional, pudiendo acoger eventos de gran formato a lo largo de todo el año".

A este paso en la Cidade da Cultura se podrá organizar hasta un outlet permanente en el país de la moda, quizá con más tirón que las actividades que se han desarrollado hasta ahora. En Galicia nos hemos pulido 300 millones de euros en un proyecto que pretendía parecerse al Guggenheim que Frank Gehry diseñó para revitalizar Bilbao con éxito y que al final hemos dedicado a almacén de ordenadores de la Administración, vivero de iniciativas empresariales, palacio de congresos y biblioteca con más capacidad que libros.

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