Opinión

La liga de los delatores anónimos

En el Café Bar A Perla de Vilagarcía han colocado un cartel al lado de la televisión que avisa de que en ese establecimiento solo se emite noticias y deportes. Resulta que un buen día se presentó un inspector de la SGAE y propinó una multa a la cafetería porque en la pantalla estaban pasando un capítulo de 'Castle'. "Dicen que la música de esta serie norteamericana les pertenece, así que sólo sintonizamos noticias y deportes salvo excepciones como la de ayer, que salíamos en 'Larpeiros", respondió el otro día el establecimiento a un comentario del chófer de anécdotas en el Facebook. Aunque la voracidad recaudatoria de la Sociedad General de Autores es insaciable y sus maneras y manejos son más que cuestionables, al menos se presenta un tipo para pasar el trago de decirte a la cara las razones del sablazo. 

El sábado jugó el Deportivo contra el Tenerife en Riazor. Y como a veces el cuerpo no está donde desea el corazón, no quedó más remedio que seguir el partido a través del teléfono móvil. Al entrar en una publicación deportiva saltó la sugerencia de instalar la aplicación oficial de la Liga de Fútbol Profesional. Buena cuña en el momento preciso. Una vez descargada, el primer punto de las condiciones legales para comenzar a funcionar hizo que la borrase inmediatamente. Decía: "Acepto que la Liga trate mis datos personales de geoposicionamiento y acceda a la funcionalidad de micrófono de mi teléfono móvil para detectar fraudes en el consumo de fútbol en establecimientos públicos no autorizados, en los términos informados en la Política de Privacidad de la LaLiga App Oficial".

Y como en un buen número de ocasiones se acepta todo sin leer las cláusulas, la patronal de los equipos de fútbol cuenta con un montón de espías que se sirven del micrófono de tu teléfono móvil para detectar los garitos que no pasan por caja. Se presupone que si escuchan el fútbol también pueden conocer tus conversaciones con tu consentimiento. Las campañas que animan a la colaboración ciudadana para detectar maltratadores, incendiarios o delincuentes de todo tipo se están confundiendo con la delación a escondidas. Una sociedad que participa en una liga de acusicas anónimos no parece de fiar.

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