Opinión

Los referentes y la decepción

E n los años de despiporre económico se decía que la divisa de los empresarios gallegos era la discreción. Amancio Ortega marcaba la pauta. En la foto aparecían siempre los mismos, sobre todo del poder financiero, en representación de un colectivo que prefería el tajo al foco, pero la decepción por esos mismos ha sido tan grande que empaña el trabajo de los que se mantienen a flote y continúan generando empleo. Alguno de esos mismos que negaban la capacidad de un socialista y de un nacionalista para pilotar la Xunta, como manifestó sin disimulo el que presidía Pescanova, Manuel Fernández, por no consentirle una planta de rodaballo en una zona de Red Natura como Touriñán que había autorizado en funciones el último Gobierno de Fraga, representan el naufragio de un modelo empresarial que no brillaba tanto como lo intentaron vender. No es el único caso. 

José Luis Méndez y Julio Fernández Gayoso, los 'amos' incontestables durante varias décadas del ahorro y del crédito de los gallegos, jugaron al sálvese quien pueda con la fusión de las cajas pero los acabaron pillando. Perdió Galicia en el primer gran brete de Alberto Núñez Feijóo como presidente de la Xunta, la autoestima quedó dañada. Hasta la valía de José María Castellano, el hombre que acompañó a Ortega y a su sobrino Juan Carlos Rodríguez Cebrián durante el gran salto de Inditex como compañía global, quedó desdibujada al aceptar el reto de salvar Novagalicia Banco. Sin cajas ni bancos con raíces en la tierra tras la defunción por absorción del Etcheverría y del Pastor, al final hasta hay que celebrar que el venezolano Juan Carlos Escotet, dueño de Abanca, se sienta tan cómodo en Galicia, aunque se presupone que le cueste entender que la patronal sea un auténtico guirigay. Los chavales necesitan referentes pero se encuentran con nuevas decepciones. José Ramón García, fundador de Blusens, se erigió como modelo a seguir de cerca por jugar en el campo tecnológico, pero su aparato para acceder gratis a contenidos audiovisuales de pago lo ha situado a los pies de la Justicia.

La Asociación Española de Directivos organiza una jornada para que unos 80 universitarios pasen un día con altos ejecutivos de empresas gallegas. Quedan buenos empresarios. Urge un nuevo relato. 

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