Opinión

"Me encanta"

Los vecinos de tres viviendas de Loñoá do Camiño, en el municipio ourensano de Pereiro de Aguiar, llevan protagonizando una sesión continua de conflicto y cruce de denuncias durante nueve años. Ni las visitas semanales de los beneméritos ni los intentos de mediación del alcalde, Eliseo Fernández, han conseguido rebajar la tensión de una convivencia inevitable, pues comparten pared, patio y camino hacia las huertas, según contó Xiana Cid en La Región a finales de enero.

El reportaje de raíces antropológicas hizo recordar que hay mosqueos que sobreviven a los mosqueados. A veces incluso se convierten en herencia envenenada, situación más habitual de lo que pueda parecer. En A Coruña dos hermanos estuvieron una treintena de años sin dirigirse la palabra. Cuando murió uno, la familia del otro debatió sobre la conveniencia de acudir al velatorio y al entierro, pero la otra mitad del enfado no fue capaz de recordar los motivos de la gresca. Sólo sabía que estaban enfadados.

Alberto Núñez Feijóo y Abel Caballero, presidente de la Xunta y alcalde de Vigo, parecían seguir un camino de tensiones y desencuentros en asuntos que tocan todos los palos de la política: la fusión y después desaparición de las cajas de ahorros gallegas, el hospital Álvaro Cunqueiro, el gobierno del área metropolitana, la actuación durante los incendios que llegaron al casco urbano o recientemente el festival Marisquiño, con el hundimiento de una pasarela de hormigón en terrenos del Puerto durante un concierto que provocó cuatro centenares de heridos. Y hay más.

Pero ayer durante la presentación de la futura estación de autobuses diseñada por Thom Mayne y que cuenta con la colaboración de todas las administraciones, la foto resultó inesperada. "Conselleira, presidente...", Abel Caballero mantuvo la incertidumbre dramática durante unos segundos. "Me encanta". En el auditorio se escuchó un aplauso que parecía pedir permiso. Después Núñez Feijóo respondió a la carantoña: "He escuchado los aplausos cuando el alcalde de Vigo dijo que está contento, y nosotros también estamos contentos". El alcalde de Pereiro puede volver a insistir con los vecinos de Loñoá do Camiño. Lo que sucedió en Vigo parecía imposible.

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