Opinión

La motivación, en cuarentena

Hay consenso clínico en que un gran porcentaje de la recuperación de un enfermo radica en su estado de ánimo. "Tengo pánico a morirme, si cojo esta enfermedad, aunque no sea de morirse, a mí me entierran", contaba hace menos de un mes una nonagenaria pizpireta que falleció esta semana por covid-19. Del largo banco que compartían cada tarde la pandilla "primavera eterna" también ingresaron en el hospital su hermana centenaria y un hombre resuelto y jovial que no queda a la zaga en el calendario. La finada era la que daba la alerta cuando alguien se distraía con el uso de la mascarilla, pero llegan noticias de que los dos pacientes evolucionan hacia su recuperación mientras la que vigilaba ya ha recibido entierro de pandemia. 

En el coruñés barrio de Zalaeta continúa empujando un andador el anciano que se saltó todos los días el confinamiento decretado por el estado de alarma. El cante fue de tal volumen que hasta la policía local tuvo que reconducirlo a su casa tras sorprenderlo cruzando por el medio de la carretera despejada de coches. "Lo único que me puede pasar es morirme y a mi edad créeme que no me preocupa demasiado", comentó la semana pasada al refrescarle la anécdota mientras se disponía a dar el puntual garbeo de cada mediodía. Y puede tener razón, pero se marchó pensativo al comentarle que el problema no estriba en que la diñe él en su libertad, sino que contagie a otros a los que les queda campo para correr o desean seguir caminando aunque en cada paso les vaya la vida. 

Las administraciones, todas, están muy perdidas ante un desafío desconocido. Equilibrar la balanza sanitaria y la económica no es una cuenta que salga por los dedos. En Santiago se resgistraron 115 denuncias por fiestas en viviendas particulares en el mes de julio, diez veces más que el verano pasado y sin la fogosidad de los estudiantes para disparar el cómputo. Puede que hasta el sector del ocio nocturno tenga razón cuando indica que en sus locales la gente está más segura porque se encargan de vigilar el cumplimiento de las medidas higiénicas. Se está comprobando que cargar la mano con las prohibiciones y las multas no está funcionando como se esperaba. La motivación positiva parece estar en cuarentena. 

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