Opinión

"MotoYoli" y "MotoRueda"


Yolanda Díaz confesó que a su hija Carmela le “fascina” que los compas del cole llamen Motomami a la vicepresidenta segunda. El palabro acuñado por la cantante Rosalía da título a su último trabajo tirando de la pasión por la motos heredada de su abuela y de su madre y ya representa el empoderamiento de la mujer. Sucedió en septiembre del año pasado en el programa “La Script” pero Yolanda Díaz sigue sin cambiar de marcha el proyecto político que ha arrancado pese a la insistencia de Podemos y las esperanzas de la izquierda desencantada. Mantener un motor a bajas revoluciones aumenta las probabilidades de que gripe.

Alberto Núñez Feijóo cedió en mayo a Alfonso Rueda los trastos de un proyecto en marcha para que su número dos en la Xunta saltase a la presidencia de Galicia y al liderazgo del PPdeG. Rueda responde a un perfil más cercano que su predecesor. Aficionado al ciclismo, al atletismo y motero practicante, sigue cultivando sus aficiones pero ahora con un traqueteo electoral en cada salida. Rueda era “MotoRueda” en la intimidad, pero al ascender a la presidencia empezó a preocuparle el grado de conocimiento entre la población, según manifestó sin complejos en el vídeo de felicitación navideña del partido, donde el bedel de la sede interpreta que no reconoce al que aparca en la plaza del líder para que éste suelte: “Se foras o primeiro”.

El empeño por mostrarse es comprensible y puede sugerir humildad, pero antes de centrarse en un detalle que le afinan en la TVG en una noche de Luar, le convendría cerrar el tajo que heredó en la Atención Primaria para taponar la pérdida de votos. A “MotoYoli” y a “MotoRueda” los esperan con el cartel de “vendemotos”. En sus guantes está acelerar.

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