Opinión

El no de Amancio a Botín

Quién irá al entierro de Emilio Botín? "Murió el puto amo", ponía un tuit y piensa mucha peña. Día accidentado en el mundo de los negocios. Isidoro Álvarez, el presidente de El Corte Inglés, entró de urgencia en hospital por insuficiencia respiratoria y Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, se rompió la clavícula y varias costillas al caer del caballo.

"¿No ha venido Botín?", preguntó Zapatero en una reunión con banqueros. El consejo de administración del Banco Santander ha nombrado presidenta a su hija Ana Patricia Botin-Sanz de Sautuola y O'Shea. Con ese nombre ya se veía que iba a llegar lejos y desde abajo, aunque no invalida su capacidad y méritos. En su padre nadie confiaba cuando sucedió a su abuelo en el cargo y acabó obligando al Gobierno a firmar indultos. En ese entierro hay que estar. 

Emilio Botín le asestó una puñalada a Galicia cuando deshizo el acuerdo de venta del 22% de Unión Fenosa que había cerrado con Amancio Ortega, Jacinto Rey y Julio Fernández Gayoso para vendérselo a Florentino Pérez. 

Cuenta José Luis Gómez que se la tenía guardada a Amancio Ortega desde un día que viajó hasta Arteixo, algo inusual en él, para pedirle ayuda en la compra del banco británico Abbey National. Amancio escuchó y, para desesperación de Botín, en el momento no dijo ni que sí ni que no. Cuando decidió que iba a ser no ni siquiera lo llamó, sino que encargó a José María Castellano dar el recado. El banquero, bisnieto de banquero no estaba acostumbrado a que le sucediese algo así y a la primera que tuvo se la devolvió al dueño de Inditex. La fallida regalleguización de Fenosa terminó con la venturosa sociedad Ortega-Castellano y Galicia perdió la oportunidad de mover la caldera energética. Pero no sólo fue culpa de Botín y de la pataleta con Amancio, sino de que faltaron luces para calibrar la importancia de la operación, independientemente de los protagonistas.

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