Opinión

"Te puedo llevar a Barbadás"

Tras dos semanas sin poner un pie fuera del término municipal de Ourense, la conviviente de un colega se despabiló con la ilusión de poder hacer una escapada de fin de semana. "¿A dónde me vas a llevar?, preguntó con guasa tempranera. Ella nunca necesitó muleta ni pidió permiso para moverse por su cuenta. "No creo que levanten las medidas", le respondió mientras despachaba la colada. "No seas agorero y vete pensando un plan aunque sea cerquita", insistió. "Pues te puedo llevar a Barbadás", contestó él con retranca –la ciudad y el municipio vecino comparten candado perimetral– sin dejar de atender las tareas domésticas antes de que la conviviente cerrase la puerta para irse al curro. "No seas agorero", repitió sin desanimarse. 

El parte diario de la evolución de la pandemia desbarató cualquier proyecto de excursión, a no ser para los aficionados a las setas que después de los días de lluvia podrán recorrer los montes cercanos sin perder de vista el metro para no saltarse los límites del confinamiento. Con 447 contagios de covid-19 registrados en Galicia durante las últimas 24 horas, 104 casos más que los computados la anterior jornada, y 94 de ellos en Ourense, sorprende encontrarse a peña con cuerpo de jarana, pero al mismo tiempo reconforta las ganas de recuperar el pulso de la vida que conocíamos. Se puede inferir que cuando se controle la pandemia principiarán unos alocados años 20, como sucedió después de la letal gripe de 1918. 

O Carballiño, O Irixo y Borborás afrontan desde la medianoche las restricciones más duras de España con las actividades no esenciales cerradas o los bares chapados, que es lo que más importa a la peña. En Santiago, O Milladoiro, Vilardevós, Verín y Oímbra las terrazas sólo pueden ser ocupadas por los que compartan domicilio como sucede en Ourense, aunque la movilidad no se ha restringido en la capital gallega. Y en el resto de la comunidad las reuniones quedan limitadas a cinco personas.

Es curioso que la pandemia haya desatado un deseo repentino de visitar a cuñados y a colegas que serían un brete gordo si no hubiese cierres perimetrales. Puede que el fin de semana haya que contentarse con Barbadás y ni tan mal porque, hasta que se demuestre lo contrario, sólo la muerte es para siempre.

Te puede interesar