Opinión

No quiero ni saberlo

Cualquier trabajador de limpieza en un edificio público sabe que la bayeta trabaja el triple cuando los bares están cerrados. Si el rastro de la fiambrera sirviese para evaluar la higiene doméstica, muchos podrían habitar una pocilga sin grandes reparos. Más que sucio, una gran parte del personal es desconsiderado con el curro de los demás. Nadie tira la colilla al suelo en casa por mucho que lo hiciese en el bar acodado en la barra con el "tumbao" de Pedro Navajas. En el comedor de la empresa ya vendrá doña fregona o don recogedor a retirar migas y servilletas como si no estuviésemos en la tercera ola de una pandemia.

Una colega limpiadora a la que le faltan cuatro años para la jubilación está hasta el uniforme de ser esencial y de hacer más horas para suplir las bajas por covid de los compañeros sin que la empresa que la contrata se plantee incorporar brazos. "Van a ser sólo diez días", le respondió la encargada cuando se quejó por el aumento de trabajo ante un nuevo caso positivo en el turno. "Diez días si la PCR no dice otra cosa", insistió en la protesta. La capataza no se inmutó: "En diez días se tiene que incorporar porque es asintomática". La prueba PCR para el que decida pagarla si no quiere ir contagiando como un aspersor en caso de no estar completamente curado. Y el resto a currar cruzando los dedos. 

La cuarentena por contactos estrechos sólo se oye cuando algún político quiere rascar en las noticias y este ejercicio de responsabilidad casi no recibe bola mediática, a no ser que sea la de un presidente de Gobierno. Las empresas las pasan canutas para ajustar las cuentas y achuchan al trabajador para que acelere la vuelta al tajo. El debate entre economía y salud lo sigue ganando el coronavirus. Un amigo confesó el otro día que durante su convalecencia se escapó un par de veces a airearse al monte, "porque ya no aguantaba más en casa, pero sin poner en riesgo a nadie". Se enfadó cuando el interlocutor le recriminó la inconsciencia. Si estás para darte un garbeo, también estás para currar, pensará el que paga la nómina, sin evaluar las consecuencias de una recuperación a medias para el resto del personal de la empresa. Y si te convocan a un cribado, no se va por miedo a dar positivo y poner el currelo en peligro. No quiero ni saberlo.

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