Opinión

El secreto de Inditex según Amancio Ortega

Cuando Amancio Ortega escala un nuevo peldaño en una de las listas de los hombres más ricos del planeta las llamadas se suceden para intentar descifrar cómo ha sido posible el milagro. El fundador de Inditex pisó unas horas en lo más alto de la clasificación elaborada por 'Forbes', superando a Bill Gates, pero las preguntas se repiten desde que este chófer de anécdotas escribió con Jesús Salgado hace más de una década 'Amancio Ortega. De cero a Zara'. Hace un tiempo, un colega de la persona más 'afortunada' del mundo le preguntó durante una comida veraniega en el yate 'Valoria' qué le parecía que las principales universidades y escuelas de negocios se dejasen las pestañas escudriñando su modelo empresarial. "Algo tienen que hacer las universidades. El secreto es tienda, tienda y tienda", respondió sin darse importancia.

Y es cierto. Tienda, trabajo a destajo para responder a la demanda del mercado antes que nadie y una inteligencia natural que no se adquiere en las facultades. Hace unos meses el potentísimo equipo de diseño de Inditex dudaba tras sesudos estudios entre dos tipos de suelo para una de las tiendas de referencia de la compañía. Cuando el patrón asomó la cabeza le confesaron sus desvelos. Él examinó las dos opciones y preguntó: ¿Cuál de los dos se limpia mejor? La decisión quedó tomada al momento. La misma intuición propició el diseño de una máquina para no malgastar ingentes cantidades de merma, la tela que sobre tras el corte de una prenda. Ahora, en vez de tirarla se aprovecha para hacer bolsillos...

Ortega fue durante unas horas para 'Forbes' el más rico de los 'riquísimos' y, pueden apostarse un trago a que la noticia lo pilló en el tajo, como cuando la empresa salió al Bolsa. A unos meses de cumplir los 80 años continúa aconsejando en el departamento de diseño con la misma ilusión que cuando principió con las batas. Tiene su guasa que no crea demasiado en el negocio bursátil, el mismo que lo ha catapultado hasta la cumbre de estas clasificaciones. También es el casero del mundo. Sus propiedades inmobiliarias le permiten cobrar el alquiler incluso a empresas textiles que pretenden ponerle la proa como Primark. Su lema, según Javier Cañás Caramelo, es "no existe el no". Tampoco los milagros.

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