Opinión

Sota, caballo y rey

Su hermana se casó en Barcelona con la peña aplaudiendo en las calles y a él el Gobierno no le ha dejado asistir al acto de entrega de despachos a los jueces. Mientras a su cuñado le niegan el tercer grado tras comerse más de dos años de talego por trincar de fondos públicos, el Ejecutivo inicia la tramitación de los indultos para los condenados por el "procés". Y su padre continúa de exilio preventivo en Emiratos Árabes Unidos por lo que pueda pasar en la investigación de la Fiscalía del Supremo por el presunto pago de comisiones en la construcción del AVE a La Meca. Pero Felipe VI no es ahora el principal de los problemas, ni siquiera el "procés" se encuentra ya en la lista de prioridades para buena parte de la sociedad catalana y del resto del Estado.

Europa tiene que estar flipando. Con los presupuestos sin aprobar y la pandemia desbocada, los que pisan moqueta se entretienen en descifrar los motivos por los que el Gobierno no quiso refrendar la presencia del rey en Barcelona cuando se podía haber ahorrado la escandalera llevándose el acto a Madrid como hizo el año pasado. El presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, lamentó en su discurso la ausencia y el ausente telefoneó antes a la máxima autoridad de los jueces para conunicarle de manera un tanto lastimera que le hubiese gustado ir pero como papá Gobierno no le deja demuestra su pataleta con la llamada. El PP ya tiene un flotador con el que seguir a flote si no se lo arrebata Vox en la disputa por abrazar la Corona hasta romperla y el rey queda retratado como irresponsable ante la mayoría de la Cámara que representa al pueblo español. Pero en estos momentos Felipe VI no es el problema. Las generaciones que llegan tendrán la oportunidad de discutir sobre el modelo de Estado con el que desean organizar sus vidas pero ahora es tiempo de salvarlas y de salvar la economía. Hay mucho sufrimiento.

A los trabajadores de Alcoa –ayer volvieron a manifestarse para que la multinacional norteamericana cierre antes del lunes la venta de la factoría de aluminio primario a la británica Liberty House– lo que les preocupa es sota, caballo y rey, expresión que alude a los tres platos que componen el cocido. Les queda la esperanza de que Xunta y Gobierno central están de acuerdo en no dejar A Mariña a su suerte. 

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