Opinión

Tacada de Feijóo

Como si se tratase de una partida de billar, Alberto Núñez Feijóo ha intentado resolver los problemas del Gobierno que preside de una tacada. Aprovechando la insostenible situación de la ya exconselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, tras el pinchazo en la inauguración del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, y consciente de que o se la jugaba ahora o se quedaba sin tiempo, el presidente gallego ha buscado perfiles específicos para afrontar cada situación conflictiva. Puede interpretarse también como un paso hacia la política, encumbrando a gente con callo municipal y sacrificando sólo una pieza. Más zapato y menos despacho. El alcalde de Baiona, Jesús Vázquez Almuiña, asume el reto de suturar el descontento vigués. No sólo cuenta con experiencia en gestión hospitalaria, sino que también sabe batirse el cobre en unas elecciones locales.

Rosa Quintana, conselleira de Mar, seguramente habrá sentido alivio al retirarle las competencias de Medio Rural, porque nada mejor en el mar y se desenvuelve con más soltura en una cofradía que en una granja. A Ángeles Vázquez Mejuto, alcaldesa de Melide, se le presupone más mano para manejar el descontento del sector lácteo. Llega a la recuperada consellería desde una tierra de vacas, quesos y pastos. Que Traballo regrese a Economía e Industria es un movimiento que no podrá discutir ni la oposición. Si acaso le podrán criticar a Feijóo no haber tomado antes la decisión, como haber unido en 2012 mar y tierra con un resultado controvertido.

Beatriz Mato, una política con habilidad para quedar casi siempre bien, se va a Medio Ambiente e Ordenación do Territorio; y Ethel Vázquez se queda las competencias de Infraestruturas e Vivenda. Entre las caras nuevas, la que más sobresale, a pesar de su baja estatura, es la del exalcade de Ferrol, José Manuel Rey Varela. No sólo dirigirá la campaña del PP gallego de cara a ayudar a que Mariano Rajoy continúe en la Moncloa, sino que además gestionará la Consellería de Política Social, otra cartera que sobre el papel y en época de vacas flacas suena bien, máxime de cara a los comicios gallegos que se celebrarán el próximo año. ¿Lo está rodando Feijóo para el relevo? Esa jugada sólo la sabe el presidente de la Xunta.

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