Opinión

Tráfico de justificantes

A Marcelo, futbolista brasileño del Real Madrid, lo han cazado saltándose el domingo el cierre perimetral autonómico por pavonearse con la familia en las redes sociales desde la playa de la Malvarrosa de Valencia. La jugada desató la reacción de Ximo Puig, presidente de la Generalitat. Además de defender la apertura de un expediente "para evidenciar que todos somos iguales ante la ley y nadie, nadie, puede saltarse las restricciones",  aprovechó la piratada del lateral para cargar contra la barra libre de Isabel  Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. 

A un vecino de Lugo lo han denunciado por retransmitir en directo su paseo sin mascarilla mientras fumaba un pitillo por la calle. La Policía Local lo sorprendió antes de despedir la conexión con sus seguidores por la llamada delatora de un vecino de Alicante con mucho tiempo libre y genes inquisidores. Más que la sanción económica –si es que les llega– a los infractores habría que dejarlos en sombra digital durante un tiempo por el descaro. El chota alicantino bastante tendrá con soportarse. El karma siempre recompensa. 

Allegados y turistas del mundo, al menos disimulen y no alardeen en las redes sociales cuando salten de comunidad sin un motivo justificado. El secretario de un ayuntamiento –se incorpora al comité de expertos que asesora a este chófer de anécdotas para llenar el folio– calcula que un 80% de propuestas de sanción no serán tramitadas porque los alcaldes no están dispuestos a cargar con el futuro coste electoral de los cabreados por las multas. 

Las restricciones por la pandemia han propiciado que la picaresca recupere su atávica fortaleza por estos pagos. Pedir cita médica en una consulta privada para franquear los controles y anularla tan pronto se alcanza el punto de destino se ha convertido en un recurso fiable para perpetrar la evasión sin nocturnidad. Para las clínicas privadas es una  faena porque las trampas ocupan la agenda de los pacientes y dejan la caja vacía. Un centro oftalmológico de Asturias ya solicita un adelanto de 30 euros por justificante que después descuentan de la factura total por la consulta. Como se retrase más la vacunación y no decaiga el estado de alarma, el tráfico de justificantes se convertirá en negocio.

Te puede interesar