Opinión

Un tanatorio sin clientes

Un colega se desplazó ayer desde Ourense hasta Ferrol para dar un pésame y regresó maravillado por el tamaño y la calidad de los acabados del tanatorio. Resulta ilustrativo en una ciudad con un pasado luminoso y un futuro sombrío. En febrero de este año, Zara se dio el piro a pesar de que el alcalde, Jorge Suárez, solicitó por carta a Amancio Ortega que no candase el establecimiento en el centro del la ciudad. En Narón, municipio limítrofe, Pull&Bear amplió a finales de 2016 su sede futurista, pero en la capital de la comarca de Ferrolterra la marca estrella de Inditex la caja estaba a dieta. 

Otro colega con inquietudes empresariales insiste en que el parné está en la muerte, ya que la estadística se comporta muy bien. Los datos publicados por el Instituto Galego de Estatística le dan la razón. En el primer trimestre de 2018 se computaron 9.718 defunciones. A un precio de unos 5.000 euros por finado, y sin gran derroche en la ornamentación, estamos hablando de un movimiento económico de más de 48 millones de euros en tres meses. Por el contrario, en este tiempo sólo se registraron 4.052 nacimientos. Así es fácil de comprender que una farmacia del coruñés barrio de Monte Alto venda más pañales para viejos que para bebés y eso que se considera una zona de moda entre la población en edad de traer churumbeles a este mundo. 

El saldo vegetativo alerta de que Galicia ha perdido 5.666 habitantes en 90 días. Respecto al primer trimestre del año pasado, los alumbramientos descendieron un 7,8% mientras las defunciones se incrementaron un 5,6 por ciento. Si no se pone remedio a la sangría poblacional, no está tan lejos el día en el que la noticia sea que comienzan a cerrar tanatorios por falta de clientes.

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