Opinión

Vivimos como galegos

Siguiendo el axioma de que no hay publicidad mala aunque jarreen adoquines, como bien sabe el independentismo catalán para internacionalizar el "procés", un colega sostiene que el peso de un territorio en el panorama estatal también se puede medir por el número de veces que moja en los telediarios nacionales o en las tertulias de relleno. Ayer telefoneó eufórico como un emigrante "morriñento" que acaba de ver unas imágenes de su aldea en el canal internacional. "Estamos que nos salimos. ¡Vivamos como galegos!", bromeó tirando del lema del exitoso anuncio costumbrista de la cadena de superpermados Gadis. 

La razón del alborozo es que en los últimos días en cualquier telediario aparecen varias piezas sobre Galicia. La actualidad se ha cegado con las luces navideñas de Abel Caballero en Vigo; ha recibido el apresamiento de un narcosubmarino en Cangas entre el asombro y a la chanza; ha comprobado con el quimiquero Blue Star encallado en Ares que la cuenta probabilística avisa de que no pasan dos décadas sin sufrir una catástrofe ecológica como la del petrolero Prestige; se le ha agrietado el corazón con los testimonios en el juicio de el Chicle por el asesinato de Diana Quer; y además que llueva en la tierra del agua ha saltado del tiempo a las noticias, rango comprensible porque son 31 días soportando la tortura de la gota gallega sin descanso y se siguen añadiendo palitos a la plusmarca. Ya vivimos como gallegos en una tierra rica en recursos pero con informaciones inquietantes para seguir haciéndolo. Adam puede ser el último bebé que nazca en Verín por el cierre del paritorio que ha decidido la Xunta y Endesa ha fijado en 2022 el cierre de la planta de As Pontes. Malas noticias, cantarían Los Suaves. 

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