Opinión

Voto suplicado

Eliseo nunca regresó a Galicia desde que a mediados del siglo pasado lo subieron a un barco en el puerto de Vigo rumbo a Buenos Aires, pero mientras se presentó Fraga a las elecciones votó "siempre a Manolito". Con un brumoso recuerdo de la tierra en la que fue alumbrado y sin saber siquiera si en su pueblo habían puesto aceras, seguía la corriente de los emigrantes que se citaban en las comilonas organizadas para que el "León de Vilalba" propinase mitin y queimada en el mismo viaje. Si Fraga desafinaba esa jornada diseñada para llevarse apoyos a sacas, siempre estaba su amigo Antonio para aconsejarle que "la izquierda no sirve ni para peinarse", al menos a los diestros. Los hijos y después los nietos votaban lo que mandaba Eliseo cuando una tierra que les sonaba a leyenda contada al calor de la lareira elegía su futuro en las urnas .

Quizá porque la morriña es difícil de sacudir como la arena de la playa en piel húmeda, en Galicia los votos de muertos eran un problema del más acá y no del más allá. A nadie extrañaría si en un momento de euforia Fraga hubiese decidido ponerles urna propia para facilitar el conteo. El control del voto de la emigración era tan importante que incluso Federico Trillo intentó impugnar el recuento de Pontevedra en las gallegas de 2005 por unas sacas que venían de Venezuela y podrían hacer bailar el escaño que, según el electorado residente y presente, le faltaba a Fraga para seguir en la Xunta. El fundador del PP mandó parar y reconoció la derrota ante el bipartito de Touriño y Quintana porque el control de los sufragios estaba en manos del Ministerio de Fomento que dirigía el socialista lucense José Blanco. 

Hasta que en 2011 se introdujo el voto rogado en una reforma de la Ley Electoral apoyada por PSOE, PP, CiU y PNV con la que se pretendía expurgar los casos de fraude en el censo con la obligación de que los emigrantes soliciten de forma expresa el voto para poder ejercer su derecho. El interés se esfumó de repente. De los 113.513 votos procedentes del exterior computados en Galicia en la generales de 2008, se pasó a 16.067 en las de 2011. Ahora las fuerzas con representación en el Congreso están dispuestas a tumbar el voto rogado, el PSOE pide perdón por aquella reforma y todos nos arrepentiremos de la siguiente. 

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