Opinión

No habrá elecciones anticipadas

No tengo el vicio de jugar la partida de sobremesa porque suelo primar una pequeña siesta después de comer. Sin embargo de cuando en cuando acudo al entretenimiento del dominó por escuchar los pensamientos de mis contertulios. El miércoles Miguel abrió con el seis doble mientras en la tele del bar el senador Núñez Feijóo pedía elecciones anticipadas al presidente Pedro Sánchez. “Otro error de nuestro paisano”, apuntó inmediatamente Xaquín soltando el seis-cinco. “Apunta tan alto que no encuentra la portería”, completó Luis, colocando el seis-cuatro. “Le han fallado el anuncio de crisis económica, el descrédito al tope ibérico, el espaldarazo energético de la UE al gobierno y no recuerdo cuantas predicciones más… no da una”, reflexionó Abel manoseando las fichas antes de deshacerse del cuatro doble. “Me cuesta reconocerlo”, me limité a decir largando la cinco-tres. “Te has olvidado del feroz candidato contra Touriño”, me recriminó Luis.

Después de trece años ejerciendo el poder cómodamente, respaldado por las mayorías absolutas, probablemente casi todos hayamos dejado en el cajón de las fichas viejas aquella imagen del aspirante Alberto. La crispación previa, las acusaciones fuera de lugar de la campaña, las duras maniobras de destrucción del contrario… ya pertenecen al borrón y cuenta nueva aceptada por la leal oposición de izquierda, derrotada en las urnas. Ahora mucha ciudadanía, como yo, se pregunta qué Feijóo es el auténtico. ¿El moderado o el crispante? ¿Quien llegó a Madrid con la mano tendida a la paz o el que se apunta a los delirios de Isabel Díaz Ayuso? ¿El expresidente con experiencia de mando o el desnortado opositor? La verdad es que de cuando en cuando me recuerda aquella reflexión de Schopenhauer –filósofo por el que no siento ninguna devoción- que reza: “nada puede ser más erróneo que pretender ser otra cosa distinta de lo que se es”. Entonces concluyo que con alguna de sus dos facetas el senador Feijóo nos engaña y confunde.

Porque también él anda de confusión en tropiezos desde el momento en que rompió la negociación para renovar el caducado Consejo General del Poder Judicial. Pecado original que ha generado la lamentable confrontación de poderes de estas semanas y está llevando la justicia a los más oscuros sótanos del descrédito. Consecuencia de una reiterada estrategia de dominio de los mecanismos judiciales por parte de la derecha de espaldas al cumplimiento constitucional y de consecuencias antidemocráticas imprevisibles. Considerar una victoria partidaria el resultado del enfrentamiento del Tribunal Constitucional con el Senado le pasará factura a Feijóo, aunque él no sea dueño de esa táctica heredada o impuesta.

En los nueve meses al frente del PP acumula infinidad de errores en una escalada ascendente. Empezó por anunciar el apocalipsis económico. Una apuesta arriesgada y fallida. Poco a poco la realidad le ha dado la espalda a sus desacertadas tesis dejándolo sin argumentos sólidos hasta empujarlo a pedir elecciones anticipadas como desesperada salida, a sabiendas de que ni se dan las condiciones objetivas ni que el Parlamento dejará de apoyar a Pedro Sánchez hasta que él decida el mes, día y hora de disolverlo. No habrá elecciones generales. Por tanto ha vuelto a fraguar un nuevo y grave tropiezo fruto de su falta de lógica. Procede que alguien le regale al senador Feijóo las Cartas a Lucilio, donde Séneca aconseja: “domina la razón, si quieres dominarlo todo”. “La filosofía ya no es de este mundo”, me responde Xaquín y cierra la partida con el uno-blanca. 

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