Opinión

Podemos arrasa a costa de los que nunca votan

El último CIS detecta una avería en la succionadora de votos de Podemos, que ha funcionado justo al revés de como muchos habían vaticinado. Quienes dieron por muerto al bipartidismo hace meses se equivocaron. Y quienes se empecinan en enterrarlo ahora, es posible que tampoco acierten. El bipartidismo, entendido como la suma de votos de PP y PSOE, no ha retrocedido, sino todo lo contrario (aunque sólo gracias al PSOE). Sí lo hacen, en cambio, los partidos a la carrera por subirse al carro de Pablo Iglesias. Sus esfuerzos por cortejar e imitar a Podemos tienen resultados catastróficos para sus propias marcas. Especialmente para Izquierda Unida. Con todo, el grueso del voto le llega a Podemos de la abstención y el voto en blanco: 32,3% en el barómetro de enero, 24,7% en el de julio y 19,9% en el de octubre. Su fuerza está en el voto de los que nunca votan, más el voto que le arrebata a IU, una parte del que pierde UPyD, el de Equo-Compromís…

Pero vayamos a los datos del CIS, aunque solo a los del voto directo: la convulsión que vive España, sumada a la portentosa irrupción del nuevo partido, convierte en extremadamente compleja la cocina.

Este es el segundo CIS para Podemos. Su voto directo crece un 5,7% con relación al anterior, pasando de un 11,9% al 17,6%. Estamos hablando de 1,9 millones más de votos desde el barómetro de julio. Hasta aquí todo entra dentro de lo previsto. La anomalía está en que, pese a tal arrase, el bipartidismo no retrocede, sino que crece. Este CIS le otorga casi 900 mil votos más que el anterior, el de julio. Y eso pese a que el PP sí sufre un severo castigo por sus casos de corrupción: 1,1 puntos menos de voto directo, que serían 480.000 votos. El PSOE, por el contrario, incrementa su voto directo en 3,7 puntos y casi 1,3 millones de votos. Se puede decir incluso más: para el PSOE éste es el mejor barómetro del CIS del año, mejor incluso que los anteriores a la aparición de Podemos.

Es también el segundo mejor barómetro del año para el bipartidismo, que suma ahora un 26% de voto directo, superado sólo por el 27% del barómetro de abril. Y otra sorpresa más: PP y PSOE suman en esta encuesta 1.241.265 votos directos más que en la de enero, sin Podemos (26% de voto directo frente a 22,6%). Y es aquí donde se produce la avería, pues Podemos arrebata sus votos a IU, UPyD (una pequeña parte, pues la mayoría se le van a Ciudadanos) e incluso a Equo-Compromís. Y no al bipartidismo que tanto combaten todos. La teoría de la copia funciona: ¿para qué votar a IU si quiere ser Podemos? Votemos pues a Podemos.

El desmoralizador resultado para IU y UPyD es que son ellos, los que más han batallado contra el bipartidismo, quienes ahora engordan al partido de Pablo Iglesias a costa de su propia jibarización.

Con todo, del CIS se deduce que el gran caladero de Podemos está en la abstención y en el voto en blanco, que en el primer barómetro del año sumaban un 32,3% y en éste, un 19,9%. La traducción de esta diferencia es de casi 4,3 millones de votos, antes sin dueño y ahora de Podemos.

Si cogemos los cuatro barómetros del año y sumamos lo que baja el voto directo de IU (1,2 millones de votos), una parte del que pierde UPyD (862.000), la abstención y el voto en blanco (4,3 millones), tenemos el resultado de Podemos (6 millones de votos), pese al bipartidismo y no a costa de él. Podemos, de momento, no ha podido acabar con los partidos de la casta, como le gusta referirse a PP y PSOE, pero sí está barriendo ya a los minoritarios y movilizando como nunca a los abstencionistas. Su fortaleza electoral está en el voto de los que nunca votan, pero ahora dicen que sí lo harán: 4,3 millones entre el barómetro de enero y éste último. A ver qué hacen cuando llegue el momento.

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