Seis años después, arreglada la acera del Puente Romano
FIN DE LAS OBRAS
La reforma, incluida en la obra, incluye como novedad una nueva escalera de acceso a la ribera del Miño
El Puente Romano de la ciudad estuvo recibiendo desde julio de 2018 recibe a los viandantes del barrio pontino con una estampa poco atractiva: una acera repleta de vallas. Lo que comenzó siendo una situación “temporal” por riesgo de derrumbe acaba de cumplir seis años y medio, hasta que la Xunta le ha puesto remedio.
Desde la colocación de las vallas, el bajo hostelero más próximo cerró dos veces ante la falta de espacio para colocar sus terrazas, y los clientes de la farmacia situada tras el cercado, así como los vecinos del portal anexo, apenas tenían hueco para acceder a las puertas de entrada. La situación, para ellos, fue insostenible desde el principio, pero las administraciones estuvieron años litigando sobre la titularidad de la vía. Las vallas se colocaron ante el riesgo de derrumbe de la acera, que está colocada sobre parte de los pilares del Puente Romano.
Ahora, la Xunta ha puesto fin a esta incomprensible situación. La remodelación de la acera del Puente Romano se ha concluido con una nueva acera volada que incorpora, como atractivo, una novedosa escalera de acceso a la ribera del Miño. Esto permite dar acceso al edificio y separar la acera del estribo del puente, que ha quedado descubierto.
La intervención se ha incluido dentro de los trabajos de la nueva senda que comunica la estación intermodal con Expourense pasando por Os Remedios.
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