Un burdel madrileño dio origen a este famoso refrán sobre el clima
SIGLO XVIII
El refrán advierte sobre la inestabilidad del clima primaveral y algunos lo relacionan con un burdel madrileño del siglo XVII
El refranero español está lleno de expresiones que han pasado de generación en generación, muchas veces sin que se conozca su verdadero origen. Un claro ejemplo es el famoso dicho "Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo", que se usa para advertir sobre la inestabilidad del clima primaveral.
¿De dónde proviene este refrán?
Aunque hoy en día se emplea para recordar que el tiempo puede seguir siendo frío incluso entrado junio, existen diversas teorías sobre su origen. Algunas versiones sugieren que podría estar vinculado a un antiguo burdel madrileño del siglo XVII.
Según esta hipótesis, en la calle Montera de Madrid habría existido un prostíbulo conocido como "Cuarenta de Mayo". Se dice que los clientes, tras cruzar otros establecimientos, llegaban al lugar y, una vez dentro, podían quitarse sus prendas de abrigo. Con el tiempo, el dicho habría evolucionado hasta su uso actual, vinculado a la climatología.
Otras interpretaciones
Si bien esta historia es llamativa, no hay pruebas definitivas de su veracidad. Otra teoría más aceptada sostiene que el refrán surgió simplemente como una advertencia popular sobre el clima. En muchas regiones de España, la primavera puede traer temperaturas engañosas, y el dicho recordaría que hasta bien entrado junio aún puede hacer frío.
La primera referencia escrita de esta frase se encuentra en un poema de Rodríguez Marón en 1896, que ampliaba el refrán con una rima adicional:
"Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo;
y si vuelve a llover, vuélvetelo a poner."
Posteriormente, en 1998, el escritor Joan Gomis agregó otra variante:
"Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo;
y si el tiempo es importuno, hasta el cuarenta de junio."
En algunas regiones, como Albacete, incluso se extiende hasta el "47 de mayo", enfatizando la imprevisibilidad del clima en esa época del año.
Un refrán que sigue vigente
A pesar del paso del tiempo, este refrán sigue usándose habitualmente en España, sobre todo cuando se dan cambios bruscos de temperatura en primavera. Aunque su conexión con un burdel madrileño no está confirmada, lo cierto es que su mensaje sigue siendo relevante: no hay que confiarse del calor primaveral demasiado pronto.
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