Dos obreros heridos y vecinos aislados en el derrumbe de una escalera en un edificio de Sáenz Díez

Dos albañiles resultaron heridos, uno de ellos grave, tras desmoronarse la escalera sobre la que trabajaban en el número 41 de la calle Sáenz Díez. Estaban preparando el hueco en el que días más tarde otros trabajadores tenían previsto introducir un ascensor. Habían apuntalado el interior y estaban atareados sobre la escalera del segundo piso que lo bordea, la misma que los vecinos utilizan para acceder a sus viviendas.

Sin esperarlo, y confiando en que estaban sobre seguro, la escalera se vino abajo. Los hombres cayeron un piso y quedaron parcialmente enterrados bajo los escombros. Como eran de gran tamaño, no fueron aplastados, sino que se salvaron al formarse un hueco entre los bloques.

Los hechos ocurrieron cerca de las tres de la tarde. En el edificio hay cuatro pisos y ocho viviendas, pero solo dos están habitadas por dos matrimonios de edad avanzada. En el tercero estaba uno de los propietarios, que se sobresaltó al escuchar el estruendo. Lo mismo ocurrió en el edificio de al lado, donde algunos residentes bajaron a intentar ayudar.

Por una ventana

Los moradores del edificio lindante llegaron antes que los bomberos y se encontraron a los operarios heridos. Uno de ellos, Luis López, que tiene experiencia en rescates, comenzó a sacar escombros para liberarlos.

Después, una vez que llegaron al lugar del derrumbe los servicios de emergencias, los evacuaron con un camión escalera. Entre varios bomberos lo sujetaron en posición vertical, sin que perdiesen la postura. El más grave tuvo que ser inmovilizado y le vendaron la cabeza antes de llevarlo al hospital. Su compañero pudo salir con mayor facilidad, y nada más hacerlo ya quería echar a andar.

Sin poder entrar ni salir

Dado que una parte de la escalera ya no existe, los vecinos no pueden entrar ni salir de sus viviendas hasta nuevo aviso. Tras evacuar a los heridos, los bomberos sacaron -también por la ventana- al único hombre que se había quedado aislado, que se reunió con su mujer en la calle. El vecino rescatado señalaba algo después que todavía no les habían informado de cuál sería el procedimiento o de cuándo podrían volver a sus casas, dado que hasta que no monten una escalera provisional y aseguren la zona no será posible subir o bajar en la infraestructura.

Los hechos coincidieron con la salida de numerosos alumnos del colegio Curros Enríquez y la Policía Nacional tuvo que cortar la calle y evitar que se acercasen al lugar para que los bomberos pudiesen realizar su trabajo. Otras personas, que querían acceder a negocios o a otros portales de la zona, tuvieron que esperar a que los agentes le diesen paso. En la calle había gran expectación por lo ocurrido.

Luis López: “Subí y ya me encontré con uno de los heridos”

, forma parte de Protección Civil desde hace 43 años y trabaja en emergencias. Comenzó cuando hizo la mili en la Cruz Roja, además se formó como técnico deportivo sanitario. Cuando escuchó el estruendo salió corriendo a ver qué había pasado. “Al momento se escuchaban berridos”, indica. “¡Ay, ay, ayuda, ayuda!”, recuerda el vecino. Relata que entró en el edificio para buscar posibles víctimas: “La estructura debía estar mal apuntalada y se vino abajo. Estaba todo lleno de escombros. Subí y ya me encontré con uno de los heridos”.

Allí los encontró llenos de sangre y con varios rasguños. Trató de quitarles algunas losas de encima: “Tuvieron suerte de que los pedazos no fuesen pequeños, sino grandes, provocando que se formasen cuevas y pudiesen aguantar sin ser aplastados”, explica.