La Marimón, memoria de Alberto Datas

Arte et Alia

Reabre la Galería de arte de Marisa Marimón para presentarnos una muestra del artista, fallecido en 2007

Imágenes en formación, 1994, y obras de comienzos del nuevo siglo.
Imágenes en formación, 1994, y obras de comienzos del nuevo siglo.

Casi con la “nueva normalidad” post-confinamiento covid-19, reabre la Galería de arte de Marisa Marimón para presentarnos una muestra del artista Alberto Datas Panero, fallecido en 2007. Es “Memoria” la primera exposición en sala del año, una luminosa producción propia desde su importante fondo de obras, que surge como un hueco al mar entre dos edificios al borde de la costa, un rayo de desusada luz en estos días, a comienzos del incierto verano. Inaugurada el pasado 19, estará en cartel apenas un mes, algo inusual pues gusta de trabajar con tiempos más amplios, pero ¿qué hay de usual en el período temporal año que vivimos desde marzo? Presenta así a Alberto Datas, con obras representativas de significa relevancia en el segmento vital de un artista por el que apostó en vida, y llevó con su Galería a la feria de Ifema-Madrid, ARCO. Hay en la sala obras de amplio formato de presentación, que tanto gustaba a Datas para desarrollar su cosmos pensante. Con ellas otras, apenas del tamaño de una carpeta para usar a modo de libreta de apuntes. Dispuestas con ritmo espacial en sus dos alas, desde armonías de color, para distribuir en equilibrio de equidistancia las obras de trama oscuro al fondo, donde se halla alguno de sus “Magma”, icónica serie en la que el artista expresa la desestructuración, cuadros-campos de batalla con fondo oscuro, en los que a veces incluía grafitis y collages, proceder derivado de la estética del muro a lo Rauschenberg. En confrontación están los de fondo claro, color del lienzo-madre, al estilo de Cy Twomby, algo más que un coetáneo para el artista de origen gallego, quien a su vez estaba próximo al arte parietal y del grafiti.

Nacido en A Coruña en 1935, con Artes y Oficios va a Madrid a los veintiún años, admitido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y tras finalizar con brillantez y premio fin de carrera, va en 1961 a Venecia para conocer la pintura mural de la mano de Bruno Saetti. Aunque más allá de la técnica está, para el artista y esposa, también pintora, que le acompaña, un abrir los ojos a Giacometti y otro mundo, democrático y abierto, con viajes a Suiza, Austria, Alemania, y otros países. Tras restaurar pintura mural en El Escorial desde 1962, vuelven a Italia en 1965, como pensionado de la Academia española de BB.AA., Roma. Absorbe de Arshile Gorky, Dubuffet o Basquiat. Después vendrán Bacon y Pollock. Regresan en 1969, para impartir docencia de colorido y composición en San Fernando hasta 1976, para ingresar, tres años después en el claustro de la Facultad de Bellas Artes de la Complutense, donde permanecerá hasta la jubilación, residiendo en Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tiene medallas de oro y diversos premios entre 1960 y 1985, y hace significadas exposiciones en la Casa da Parra, Santiago, 1991, y el Centro Cultural Caixanova de Vigo en 2002, que cierra el círculo abierto con su primera individual allí en 1970. Para los aurorales del movimiento Atlántica, Monroy, Lamas, Patiño y Huete era, con Lodeiro y Reimundo Patiño, un faro.

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