Una aventura con el balón oval desde las antípodas

Matteo y Brais, dos jóvenes jugadores del Campus Ourense que han hecho las maletas para jugar a su deporte favorito en Nueva Zelanda

Matteo (izquierda) y Brais (derecha), en un mirador del pueblo en el que viven, Te Anau.
Matteo (izquierda) y Brais (derecha), en un mirador del pueblo en el que viven, Te Anau.

Te Anau. Un pequeño pueblo con menos de 3.000 habitantes en la isla sur de Nueva Zelanda. Allí están desde hace unas semanas Brais Rey y Matteo Guiotto. Se han ido para jugar al rugby, pero sobre todo están viviendo una experiencia inolvidable

David Monreal, su entrenador en el Campus Ourense, fue el que les puso el folleto del viaje sobre la mesa y no dudaron en aceptar la oferta. "Él lleva años trayendo jugadores a España y ya tiene muchos contactos allí. Nos dijo que había esta posibilidad y nos lanzamos a por ella", explica Matteo, que con 20 años recién cumplidos es el mayor de la expedición.

"Irte a la otra punta del mundo a vivir tu solo, a jugar al rugby y a trabajar es una experiencia muy grande para nosotros, muy bonita", comenta Brais, que tiene 19 años y con el rugby en vena, su padre es el presidente del club en Ourense, Magui, y lleva con el oval desde los 12 años.

"Estuvimos menos de una semana en casa de un jugador del equipo que nos hizo un hueco. Ahora estamos viviendo con una mujer que colabora con el club. Aquí se conocen todos y nos ayudan en todo lo que podamos necesitar, como comprar ropa, comida o lo que sea. Nos buscan trabajos que podamos hacer durante alguna horas y que nos permitan entrenar e ir al gimnasio", dice Brais.

La foto que describen invita a hacer la maleta: "Es un pueblo, pero todo el mundo vive en casas, no hay edificios, y eso hace que parezca más grande de lo que es. Tiene un parque natural precioso y un lago muy grande. Hay helicópteros para que la gente y los turistas puedan ver el paisaje desde arriba y es impresionante. En verano nos dicen que vienen seis o siete mil personas". Y algo más: "Desde el primer día te das cuenta de que aquí todo el mundo se lleva bien. De hecho aquí la gente deja las puertas de las casas y de los coches sin cerrar. Todo el mundo se conoce y se ayuda".

Para llegar allí, 25 horas de viaje, haciendo paradas en Madrid, Dubai, Auckland y Queenstown y al final dos horas de coche. Una "excursión" que tuvo peaje varios días: "El cambio horario fue muy duro. Son 10 horas de diferencia y se nota mucho. Estuve tres o cuatro días que estaba todo el rato muy cansado y de noche me despertaba varias veces".

Entre el rugby y las "ñapas" fueron cogiendo la rutina: "Nos llaman para lo que vaya saliendo. Hemos ido a granjas de ovejas y ciervos, a plantar árboles y también a trabajar a una empresa de cemento y ayudar a levantar paredes o cubrir el suelo en nuevas casas que se construyen. Llaman y nosotros vamos a lo que sea".

Ni rastro de nada que pueda parecerse a la rutina de un veinteañero universitario: "No hay vida nocturna. A las doce de la noche aquí está todo cerrado. Se cena a las siete, a las diez ya estamos durmiendo y a la seis de la mañana ya no aguantas más en la cama".

La comida y los horarios también se parecen muy poco: "No tienen depredadores y animales como el ciervo o el jabalí lo consideran pestes. La caza aquí es muy importante. Caza todo el mundo y se lo pasan pipa. Se come mucho ciervo y oveja. Tiene un sabor muy intenso, sabe a salvaje, pero la verdad es que está bueno". Matteo intentará dar allí a conocer la comida "typical spanish": "Tendremos que hacer alguna tortilla de patata o algo que se nos ocurra. No habrá problema, me gusta cocinar. Igual nos lanzamos y hacemos una paella".

Ni la comida, ni las rutinas diarias ni el estilo de vida. Lo que estos dos "ourensanos" sí comparten con sus ahora vecinos de Te Anau es la pasión por el rugby, aunque en este caso es algo genérico en el país: "Todo el mundo juega el rugby. Hay 2.000 personas y a la vez equipos en todas las categorías y de todas las edades. Justo aquí no hay equipo femenino, pero cerca sí".

Cuando atienden a la llamada de La Región ya han jugado tres partidos con su nuevo club: "Nos han acogido muy bien y nosotros creo que hemos aportado bastante al juego. Ya que hemos venido hay que echar una mano (ríen)".

"Los entrenamientos son muy parecidos a lo que hacemos en España, otra cosa son los medios para entrenar. Hay dos campos de juego, vestuarios propios, gimnasio... Vamos jugar toda la temporada y la idea es que estemos hasta el mes de julio y el objetivo es jugar los play off y tratar de ascender con el equipo a la Premier League, que ya lo hicieron en 2020. Vamos a ir paso a paso y ya veremos hasta donde llegamos", comenta Brais.

No tiene todavía fechas, pero sí intentarán hacer algo de turismo en el país: "Aprovecharemos e iremos a hacer turismo a Queenstown o más al sur, donde nos han dicho que hay zonas muy bonitas". Pero si pueden tiene claro lo que les gustaría vivir en este viaje: "Estaría genial poder ver en directo un partido de rugby de máximo nivel. Ver el ambiente en el campo y ver, si pudiésemos, un partido de los Highlanders, que son top en el Súper Rugby".

Muchos partidos y muchas experiencias que seguro vivirán estos dos chavales "con cero morriña", aunque, por si acaso, envían un mensaje a las familias: "Que no se preocupen, aquí nos tratan de maravilla".

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