Ourense sobrepasa el límite de contaminación en su entorno urbano

La calidad del aire en Ourense deja mucho que desear. Aunque el último informe anual sobre la calidad del aire, realizado por la Consellería de Medio Ambiente e Cambio Climático, concluye que la ciudad cumple con todos los requisitos definidos por la legislación aplicable para mantener una adecuada calidad del aire, la afirmación tiene trampa. Y es que la urbe sí registra niveles superiores a los recomendados por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en tres contaminantes: dióxido de nitrógeno y dos tipos de partículas en suspensión (PM10 y 2,5).

Los últimos datos acumulados, correspondientes al 2023, cumplen la normativa vigente en España, pero exceden en exposición de contaminantes los límites recomendados por la Unión Europea y la OMS, lo que indica que, aunque se cumple la regulación nacional, la calidad del aire en la ciudad puede ser perjudicial para los ourensanos. Esto se debe a que la actual normativa española, aprobada en el 2011 es mucho más permisiva en los límites contaminantes que los valores defendidos por la OMS y por la normativa continental. Esta última fue publicada hace apenas un año y recoge los límites a los que se deben acoger los estados miembros de la UE antes del 2030, por lo que la urbe tiene deberes pendientes si quiere cumplir las normas comunitarias para 2030.

Los aparatos medidores ubicados en la calle Eulogio Gómez Franqueira, que evalúan diariamente la calidad del aire en la ciudad, mostraron el tercer valor más elevado en los citados contaminantes, de entre las más de 20 estaciones que hay repartidas por toda la comunidad, solo por detrás de las de Vigo y A Coruña. El dióxido de nitrógeno es un contaminante generado por las emisiones del tráfico rodado y la industria. La agencia autonómica constató una media anual de 19 microgramos por metro cúbico (ug/m3), la tercera cifra más alta de toda la comunidad.

En el caso de las partículas en suspensión menores de 10 micras (PM10), también marcó el tercer dato más alto tras las estaciones de Torre de Hércules (A Coruña) y Coia (Vigo). El límite de activación, el primero de los umbrales de alerta, se alcanzó 14 veces, mientras que el de información (el segundo), se rebasó en cuatro ocasiones. Si nos fijamos en los datos de las partículas menores de 2,5 micras (PM 2,5) se superaron los límites en 22 ocasiones.

En cuanto a este tipo de partículas en suspensión, las más grandes suelen generarse en actividades e instalaciones urbanas o residenciales como combustión de calefacciones, algunas industrias, construcción y demolición de edificios u otro tipo de obras públicas, mientras que las pequeñas están asociadas principalmente al tráfico urbano.

Consecuencias para la salud

La presencia de estos contaminantes en el aire puede acarrear graves consecuencias, ya que afectan directamente a la salud. En el caso de Ourense, lo más preocupante es la elevada presencia de partículas PM2,5. “Se cuenta con sólidos datos científicos que demuestran los efectos para la salud asociados a la exposición a este contaminante”, dice la Organización Mundial de la Salud. En la materia particulada pueden ir sulfatos, nitratos, amoniaco, cloruro de sodio, carbono negro y polvos minerales.

Las PM2,5 son las más perjudiciales, explican en Meteogalicia, ya que pueden alcanzar los alvéolos pulmonares. Pueden provocar o agravar enfermedades cardiovasculares y pulmonares, además de que pueden afectar al sistema nervioso y provocar cáncer.

En cuanto al dióxido de nitrógeno provoca irritaciones en los pulmones y disminuye su capacidad funcional. Otras investigaciones también lo relacionan con un bajo peso al nacer y mayor probabilidad de parto prematuro.

Ante esta situación, la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones, que entrará en vigor en diciembre, parece más necesaria que nunca, a pesar de las reticencias y los sucesivos retrasos por parte del Concello para aprobarla.