El mundo se ha convertido en un lugar sangrientamente hostil. guerras, ruinas y desplazados nos invaden por todas partes. Lo saben bien pueblos como el saharaui , tras casi cincuenta años de la Marcha Verde y ocupación por parte del régimen alauita.
Los campos de refugiados de Tinduf en Argelia, miles de desplazad@s y personas exiliadas en países del entorno, muchas de ellas en España, antigua metrópoli que parece haber abandonado a su suerte a este pueblo hermano al que en otro tiempo tuvo bajo su administración y tutela.
Con la ONU mirando a otra parte, sin aplicar el proceso de descolonización definitivo y con la ley internacional en el limbo, deja pendiente una de sus grandes asignaturas y, también, una de sus grandes injusticias, condenando el futuro de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) al total ostracismo.
Quienes aún creemos en una solución al conflicto de una forma razonada y democrática, teniendo en cuenta los derechos de este pueblo, deseamos que la actual postura de España no afecte a la solidez jurídica de la causa saharaui.
Es necesario devolver el foco y la mirada a est@s refugiad@s, que llevan décadas a la espera de que las organizaciones internacionales escuchen sus peticiones y puedan así recuperar su futuro, sus tierras y la soberanía que un día Marruecos, por su cuenta, decidió ocupar.
