El artista celebró sus 50 años sobre el escenario con un concierto de su factoría, con todos los tics que le hacen adorable para unos, odioso para otros.
Era a favor de AFAN El tiempo pasa pero parece que no de forma igual para todo ni para todos. Raphael es hoy, medio siglo después de haber iniciado su carrera sin final, el mismo, con todos sus tics, que lo hacen adorable para sus fans y odioso para sus detractores. Fiel a sí mismo, ayer se presentó en el teatro del Centro Cultural Caixanova a las nueve de la noche, cuando se iniciaba la semifinal del Barça con el Inter: prueba superada, logró llenar, y no era fácil. Su concierto, a beneficio de la asociación de ayuda al necesitado AFAN resultó un éxito según los parámetros establecidos por sus fans: puesta en escena donde El Mito es el único protagonista, como siempre de negro riguroso y apenas acompañado por un pianista, secundario a todas luces en un espectáculo donde Raphael es Alfa y Omega. Al iniciar la sesión, apenas un murmullo, cantando a capella Cantares, el famosísimo poema de Machado que hizo popular Joan Manuel Serrat. Toda una sorpresa, aunque no del todo: la célebre canción de Serrat y Machado se convierte en algo totalmente irreconocible pasado por el tamiz del hombre del medio siglo encima de las tablas. A partir de ahí, paso al Raphael en estado puro, con sus famosas poses que imita él mismo mejor que nadie y sus paseos por el escenario. Puede ser mi gran noche y el público encandilado. Un público nada homogeneo, donde lo que más llamaba la atención era la juventud: El Mito también conecta con gente que le lleva viendo encima de las tablas toda su vida y que seguramente desconoce que todo nació con El Tamborilero cuando era apenas un chico, en los años sesenta. Ahora es un hombre de edad, que no mayor, tranquilo, sereno, convencido de la trascendencia de su propio personaje, que es él mismo. En la platea y las alturas, muchos conocidos, con Tensi González, de AFAN, feliz al lado de Corina Porro, sonriente como en sus mejores tiempos como alcaldesa. Buena parte del sector marítimo estaba en la función, como Reinaldo Iglesias, y de la Xunta.
