Crónica de lo que pudo ser un día histórico pero se quedó en un domingo sin alegría

Minuto a minuto, hora a hora

El centenar de aficionados ourensanos no paró de animar al conjunto de Romero.
A pesar del palizón del viaje a Murcia en la jornada del sábado y de que el partido se disputaba por la tarde, el domingo para el Ourense comenzó pronto.
Los jugadores se levantaron a las nueve de la mañana y poco después se encontraban desayunando en el hotel. A las diez y media quedaron para dar un paseo, una buena hora si no fuese porque la capital pimentonera supeya a primera hora de la mañana los 30 grados, con una humedad elevada, lo que hizo que en apenas diez minutos, la expedición ourensana regresase.

A la una y media tocaba comer, y con el presidente Pérez en Caravaca, en la comida oficial de los clubes, en la que también estuvo el alcalde caravaqueño y en la que dieron buena cuenta de una empanada de zamburiñas que llevó el presidente.

El menú de los jugadores, todavía en Murcia, también tuvo algún producto del mar, aunque no fuese ningún bivalvo: macarrones con atún, entrecot con puré de patata y un postre a base de frutas.

Un pequeño descanso después de la comida y a las tres y media, la expedición puso rumbo al estadio de El Morao. Después de lo que algún sector de la afición caravaqueña montó durante la semana, un centenar de aficionados los esperó a primera hora para darles una calurosa pero poco honrosa bienvenida.

LOS DETALLES

El apoyo de la afición, desde el primer momento

Ante la llegada del autobús con los jugadores del Ourense, de un lado estaban los exaltados aficionados locales y de otro el más de medio centenar de ourensanos que llegaron a las once de la mañana después de más de diez horas de viaje en autobús. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado evitaron incidentes.

Los jugadores, blanco de las iras de la hinchada

La hinchada local llegó con tiempo al estadio de El Morao, y media hora antes del partido ya había un elevado número de aficionados, por lo menos los más fervientes. Los insultos de la bajada del autobús se repitieron cuando el equipo de Romero salió a calentar, y prosiguieron durante el partido. Contrastes. La misma afición que increpó a Martín cuando estaba en el suelo por la acción que le envió al hospital le ovacionó cuando salía en la ambulancia.

El triste viaje después de la dolorosa derrota

Apenas una hora después de finalizar el partido, la expedición ourensana, salvo Martín y el presidente, Juan Pérez, ponían rumbo a Ourense. Un viaje muy largo, no sólo por la larga distancia, sino sobre todo por la dolorosa derrota. Jugdores y cuerpo técnico tenían previsto parar a cenar en las cercanías de Madrid. Una despedida menos agradable de la que los caravaqueños protagonizaron, cortando el tráfico en el centro de la localidad. Los murcianos ya son equipo de Segunda B, el Ourense deberá seguir aguardando. Seguro que a la próxima, sí.

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