Balonmano

¡Ni una botella sin descorchar!

RIBADAVIA (PABELLÓN O CONSELLO). 13/05/2018. OURENSE. Torneo de ascenso y posterior celebración en el partido de balonmano masculino entre el Carnes do Ribeiro y el Osuna. FOTO: ÓSCAR PINAL.
photo_camera Los jugadores del Carne do Ribeiro celebran el ascenso.

El Carnes do Ribeiro sufre, remonta y gana al Osuna madrileño para lograr por méritos propios una plaza en Primera Nacional ante sus aficionados

El sueño se cumplió. El Carnes do Ribeiro ya es equipo de Primera Nacional. Fiesta en Ribadavia. El bocinazo final permitió descargar toda la tensión acumulada durante tres días intensos de balonmano. Hubo sonrisas y lágrimas.

Los veteranos del lugar y los más pequeños disfrutaron de una mañana para recordar. Por el logro y la forma de conseguirlo. Hubo que sufrir, mucho. Durante el comienzo de partido, incluso, las dudas eran razonables. El Osuna fue un digno rival. Pero la ilusión amarilla fue incontrolable.

Los chicos de Berto Miguélez salieron a la pista conocedores de que el Delicias había ganado de 15 al Vetusta. ¿Qué significaba eso? Que la opción de ser primero y ascender de forma directa era muy complicada.

Tendrían que ganar por goleada (escandalosa) a un Osuna que mantenía sus opciones. Pero ganando llegaba. Viendo las otras cinco fases de ascenso que se disputaban en España, un triunfo garantizaba ser uno de los tres mejores segundos.

Pero el Carnes do Ribeiro salió atenazado. Especialmente en ataque. Faltó ritmo y sobraron imprecisiones. Los madrileños (muchos peinando canas) jugaron con tranquilidad y se cobraron las primeras ventajas (2-7). Momentos complicados donde era obligado mantener la cabeza fría. La afición de O Consello puso de su parte para que no se escapara tan pronto el tren del ascenso. Funcionó.

Poco a poco los ribadavienses empezaron a mostrar su cara más habitual. Y surgió la figura de Celso Sotelo. El "18" amarillo se echó el equipo a la espalda. Goles y exlusiones forzadas. Su velocidad fue un quebradero de cabeza para los rivales. Y el Carnes do Ribeiro remontó. Se llegó a poner 12-11, pero un postrero gol del Osuna mando a los protagonistas a los vestuarios con empate a 12.


Marcaje estrecho


Tras el paso por los vestuarios, el juego no bajó ni un ápice su intensidad. Los locales habían hecho lo más difícil, agarrarse a un partido que escapaba. Aún así, solo era la mitad del trabajo. 

Cambios en cada una de las porterías y ataques con mucho en juego en cada pase. Intercambo de golpes. Parecía que el Ribeiro, con el omnipresente Celso, podía coger un colchón de tres goles. Pero apareció Jorge y dos inoportunas exclusiones para igualar todo otra vez (20-20).

Diez minutos por delante. El empate merodeaba en el ambiente. No le servía al Osuna y, probablemente, tampoco a los ribadavienses (habría que sacar la calculadora tras el final). Era el Carnes do Ribeiro el que llevaba la iniciativa. Uno arriba, dos arriba... y de nuevo empate. Igualada a 25 y tres minutos por delante. Llegó el momento de la verdad.

Una parada de Rodrigo y otro gol más de Celso pusieron el 27-25 y llevaron el éxtasis a la grada. Estaba hecho. El tanto final del Osuna no cambió nada. Explosión de júbilo. Día (y noche) de fiesta en Ribadavia. Seguro que el vino no faltó. 

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