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Los ourensanos de Barcelona'92

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photo_camera Mari Carmen Pérez, José Manuel Martínez y José María López, ayer en las pistas de Monterrei. (J. PAZ)

25 años después de la inauguración de unos Juegos "inolvidables", cuatro jueces de atletismo recuerdan cómo representaron al deporte de Ourense

A la hora que se encendía el pebetero de Montjuic cuatro jueces de atletismo deshacían las maletas en la Villa Olimpica. Cuatro ourensanos que hace 25 años llevaban la bandera del deporte local. Ourense era una de la seis únicas provincias españolas sin deportistas en Barcelona'92.

José María López del Río ("Es algo que me llevo para toda la vida y que recordaré siempre"), José Antonio Dasilva, estos días en Mallorca, ("Inigualable. Pode haber Xogos mellores en resultados ou non, pero a sensación de olimpismo que se viviu en Barcelona non volverá a habela"), José Manuel Martínez ("¡Ni te lo imaginas lo que vivimos allí, lo grandes que son unos Juegos!") y Mari Carmen Pérez Conde ("¡Una auténtica pasada!") recuerdan sus experiencias para La Región.

De aquello hace 25 años y parece ayer. "Acababa de casarme y casi fue el viaje de novios. Mi entonces mujer (Corina) estaba en un hotel con unos amigos y yo en la Villa Olímpica. Ni le gustaba el atletismo, pero en los Juegos alucinó con lo que veía", recuerda Dasilva.

José Manuel y Mari Carmen ya estaban casados. "Lo que recuerdo perfectamente es la seguridad que había. Ibas por las Ramblas y había policía cada dos pasos. El día después de los Juegos ibas por el mismo sitio y ya no había ninguno", dice José Manuel. "Ibas en el metro con la equipación y la gente te pedía hacer una foto contigo. ¡A un juez de atletismo! Increíble".

Indumentaria nada deportiva

En su caso esa equipación tiene recuerdos no tan buenos: "No había tallas para las mujeres y te daban chaquetas de hombre. Pero lo peor eran los zapatos y los sombreros. Me tocó juez de jabalina y me pase hora y media corriendo detrás de las jabalinas en tacones. ¿Por qué pusieron zapatos de tacón en vez de zapatillas? Corría y, entre los tacones y agarrar el sombrero para que no saliese volando, perdía de vista la jabalina. Fue una tortura".

Dasilva lo confirma: "A garabata púxena para as fotos. ¡En agosto e en Barcelona! O sombreiro íame pequeno, pero o peor eran os zapatos. Non estaban pensados precisamente para o deporte".

Ahí estaban ellos. Cuatro ourensanos representando al deporte de una provincia que no se había acordado de ellos unas semanas antes.

"Todo el que portaba la antorcha olímpica 500 metros se la regalaban. En Ourense, no es por nada, pero nadie más fue a los Juegos, pero nosotros ni la tocamos cuando pasó por aquí", lamenta José María.

Los cuatro coinciden en el escaso tiempo libre del que disponían, pero su zurrón está repleto de historias "que cuentas como el que habla de la mili" y están "deseando contarle a mis nietos si los tengo".

Como la de José María cuando sonó el timbre en la Villa Olímpica y "era una pareja que venía a visitar el piso". Sigue: "Los pisos estaban adjudicados para cuando acabasen los Juegos y esa pareja venía a sacarse unas fotos con el 'famoso' que vivía en su piso esos días. Imagínate la desilusión que se llevaron, pero eso sí, se lo dejamos impecable".

Sin ceremonia de clausura

Mari Carmen tenía una ilusión: "Escuchar a Freddie Mercury". No pudo ser. Ni ella ni ninguno de sus compañeros. A los cuatro les tocó controlar la maratón. La última prueba atlética de los Juegos.

"El ganador lo hizo en poco más de dos horas, pero el último tardó casi cinco. ¡No llegaba! Cada país tiene deportistas invitados y Mongolia tenía uno que corrió la maratón", recuerda José María. Él estaba en la zona final de la prueba. Al principio estaban José Manuel y Mari Carmen: "Pasaron todos los atletas y subimos al autobús que iba un poco más atrás del coche escoba. Al ritmo del mongol". Adiós a la clausura.

El oro de Khalid Skah

Lanzamientos, carreras, saltos... todas las pruebas tuvieron representación ourensana. También el polémico 10.000 del marroquí Khalid Skah.

José María era uno de los jueces: "Ganó la carrera, pero lo hizo con la ayuda de un compañero que descaradamente bloqueó a un rival. Dio la vuelta de honor abucheado, pero los jueces lo descalificamos. Al día siguiente nos enteramos de que le habían devuelto la victoria". José Manuel también estaba entre los jueces: "Había el rumor de que incluso había reclamado la victoria el rey de Marruecos (Hassan II), pero eso nadie lo sabe. No recuerdo una pitada tan grande en la entrega de medallas".

José María no olvida a Powell ("todavía hoy tiene el record de longitud") y guarda una foto en la que es él quien sostiene la bandera que marca los nulos con el norteamericano en el aire. José Antonio, el único que ha dejado el atletismo, se queda con la organización, "o ben que estaba todo" y con el nivel de un deporte "polo que se había apostado moito os anos anteriores co plan ADO". José Manuel con "la victoria de Fermín Cacho. La vimos desde la grada" y su mujer, Carmen, con "el estadio totalmente lleno, era impresionante. Estaba lleno en todas las pruebas".

También entonces con reclamaciones nacionalistas. "Se daban banderas de España en la entrada y muchos nos las querían coger", asegura Carmen. Y con el orgullo propio que destaca José Antonio: "Non debíamos ser malos árbitros para que nos levasen alí". Y con la sensación compartida de haber sido parte de algo irrepetible: "Como diría Ernest Hemingway: 'Aquellos días Barcelona era una fiesta'. Y nunca lo olvidaremos".

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