Los equipos ourensanos no son ajenos a la utilización de los gritos de guerra como la mejor arma para darse ánimo antes de un partido de fútbol
Hace unos días se hizo viral la emotiva charla de un entrenador de un equipo juvenil del fútbol andaluz que peleaba por mantener la categoría. Un intenso monólogo con el que el 'míster' buscó consolidar la unión para un partido clave. Las charlas previas pueden dar una buena dosis de motivación, pero sin duda, el último gran momento antes de saltar al campo llega cuando el equipo entero se reúne en el interior del vestuario para el último grito antes de cada choque. Un grito de guerra con el que motivarse y si se puede, meter un poco de miedo en el cuerpo al conjunto rival.
No es algo exclusivo de los equipos de élite. Los conjuntos más modestos también lo utilizan en los instantes previos a sus encuentros. No es necesario ni el ingenio, ni ser el más original. Es más, muchos suelen ser prácticamente similares. Otros, por su parte, agudizan más sus mentes para sacar alguno con el que, además de ayudar a la concentración sorprenda al rival.
Los equipos ourensanos no son ajenos a esta práctica habitual en los deportes de equipo. Los rivales ourensanos de Tercera División pudieron sentir el "1,2,3 Barco!" que acompañó a uno de los equipos revelación de la categoría. No trajo tanta suerte la emotiva conjura de los miembros del Verín. Ritual continuo en cada partido. Todos con la mano en el pecho formando un círculo, mientras su presidente, a lo Jordan Berlfort en 'El Lobo de Wall Street", daba paso al 1,2,3, Verín".
Mayor suerte dieron los gritos de guerra de los 'preferentes' que lograron la salvación. En Carballiño y en la zona sur de Galicia aún resuena ese "Arenteiro, bien; Arenteiro, bien, Arenteiro, cojones, bien" con el que los de Espiñedo completaron la temporada. Un poco más lejos, en el vestuario local de O Couto, retumbó con el "Ouuuuuuuuuuureeeeense, ganar ganar y ganar"; aunque por si fuera poco también les funcionó al "Shalalala Ourense ale". Si uno fallaba, siempre se podían ayudar a motivarse con el otro.
En el fútbol provincial destaca el peculiar ritual de la plantilla del Polígono antes de salir al terreno de juego. Al más puro estilo de The Beatles entonando Yellow Submarine, los miembros del equipo industrial cantan “El Polígono, amarillo es, ehh, amarillo es (BIS)”. El paso previo a la parte final que, ahora sí ,es gritando. El portero avisa: Polígonooo!, y le siguen sus compañeros con el habitual “ganar, ganar y ganar”. Un grito similar al utilizado por los miembros del Manchica y del Taboadela. La única diferencia, la obvia, el nombre del equipo.
El equipo, la victoria...
El campeón de Primera autonómica se movió a lo largo de la temporada con un cántico que invitaba a recordar dos cosas, que eran un equipo y sobre todo, que el objetivo era la victoria: “¿Qué somos? ¡Un equipo! “¿Qué somos? ¡Un equipo! ¿Y qué queremos? ¡Ganar! 1,2,3, Nogueira”. Muy similar es el que coreó durante el curso recién finalizado el Melias: “¿Qué somos? ¡Un equipo! “¿Qué somos? ¡Un equipo! ¿Qué cojones somos? Un equipo? 1,2,3, Melias”.
La cuenta hasta tres, seguido por el nombre del equipo, es el grito más utilizado por los conjuntos ourensanos. Además de Barco y Verín es empleado por equipos como Allariz, Vilariño, Valenzá, Paderne, UDO, Cea o Seixalbo. Incluso el Velle, con la única diferencia que estos repiten tres veces el nombre del club. Por su parte, Sporting Celanova, Bande y Peroxa gritan el nombre del equipo, estos últimos hasta en tres ocasiones. Mientras, los que entrenó Chuchi Hidalgo terminaban con un “bien, bien, bien”.
Gritos todos válidos que retumbaron en los vestuarios del fútbol autonómico y provincial en una temporada que acaba de terminar.
