El Covadonga era el líder. Era el favorito para ser campeón de liga, sin embargo todo se oscureció
El fútbol no entiende de reglas. Ni de favoritos. El fútbol es un ente indiferente al entorno que le rodea. El Covadonga era el líder. Era el favorito para ser campeón de liga, sin embargo todo se oscureció. Debía ganar. Dependía de sí mismo. Y por sí mismo, se despidió del título de liga.
Se desperezó el Melias al minuto, pero el portero del Covadonga Rubén paró el envite del delantero Ángel. El equipo de Jorge Muñoz encontró su talento en las bandas. Rebeldes por naturaleza y genios para decidir partidos. Adrián provocó un penalti que el pichichi Víctor se encargó de preparar la fiesta. Lolo tras un rechace aumentó la ventaja a dos goles. Un histórico recuperaba su identidad. Al final fue un réquiem. Al descanso, el favorito era el campeón. Sonrisas y precaución se mezclaban en el vestuario local.
El Melias no cedió. El Covadonga no apretó y en ese guión de relajación el Loñoá fue el campeón.
Pascual redujo la renta (2-1). Eiroás apoyaba a sus discípulos y pedía la hora. Pero también apareció Pascual. Recortó y equilibró el resultado (2-2) en el último minuto. Se hizo el silencio. Nadie respiraba, ningún aplauso, todos atónitos. Y al final, lágrimas que caían con la cabeza pensando en lo que pudo haber sido y no fue. ¿El futuro para ambos? El play off.
