La selección española se anotó un triunfo balsámico ante la República Checa por 60-39, en un partido sin brillo, farragoso, aunque con el dato positivo de haber dejado al rival en una anotación mínima, con sólo dos en el ultimo cuarto.
La selección española tenía ganas que empezara el partido y lo demostró con un 5-0 en el primer minuto de partido. Los españoles salieron con la lección aprendida, jugando más rápido, buscando la primera intención, con más velocidad en el ataque estático y con una defensa en la que Marc Gasol le dejó claro desde el primer segundo a Jan Vesely, el NBA checo, que ese territorio era exclusivamente suyo.
El marcador no hizo si no ser reflejo de lo que estaba pasando en la pista y el 18-7 al final de los primeros diez minutos el mejor síntoma de la recuperación de los españoles.
En el segundo parcial, la República Checa apretó las clavijas en defensa, cambiando en los bloqueos y arrinconando al ataque español en las bandas, donde los dos contra uno se sucedieron con cierta facilidad sin que la circulación de balón encontrara el camino adecuado para una posición cómoda de tiro.
Un parcial de 0-9 encendió las alarmas (20-18, minuto 14). Rudy acudió al rescate con un triple providencial y también se sumó al carro Calderón para llegar al descanso con un 33-25.
Con la defensa checa tan abierta y activa todo pareció indicar que la mejor solución en la continuación hubiera sido meter balones para que Marc intentara finalizar.
El contragolpe, sin embargo, hizo un par de apariciones, con San Emeterio y Rudy, lo que calmó un poco la ansiedad de los bicampeones de Europa para llegar al final del tercer cuarto con 47-37, incierto pero esperanzador.
En los minutos de la verdad, Ricky y Rudy asumieron las riendas del equipo y el 51-37 del minuto 32 cerró el partido.
El marcador no hizo si no ser reflejo de lo que estaba pasando en la pista y el 18-7 al final de los primeros diez minutos el mejor síntoma de la recuperación de los españoles.
En el segundo parcial, la República Checa apretó las clavijas en defensa, cambiando en los bloqueos y arrinconando al ataque español en las bandas, donde los dos contra uno se sucedieron con cierta facilidad sin que la circulación de balón encontrara el camino adecuado para una posición cómoda de tiro.
Un parcial de 0-9 encendió las alarmas (20-18, minuto 14). Rudy acudió al rescate con un triple providencial y también se sumó al carro Calderón para llegar al descanso con un 33-25.
Con la defensa checa tan abierta y activa todo pareció indicar que la mejor solución en la continuación hubiera sido meter balones para que Marc intentara finalizar.
El contragolpe, sin embargo, hizo un par de apariciones, con San Emeterio y Rudy, lo que calmó un poco la ansiedad de los bicampeones de Europa para llegar al final del tercer cuarto con 47-37, incierto pero esperanzador.
En los minutos de la verdad, Ricky y Rudy asumieron las riendas del equipo y el 51-37 del minuto 32 cerró el partido.
