Debate electoral

Cataluña, el eje central de una cita previsible y sin pistas sobre pactos

Los cinco principales candidatos escenifican sus discrepancias con altibajos ante el temor a un nuevo bloqueo

Con Cataluña como eje de la discusión más encendida, y con los motivos de la inmediata cita electoral en el arranque, se abría este lunes el debate -tercero este año-, de la campaña más breve de la democracia, seis meses y una semana después de la última convocatoria. 

"¿Cómo salimos de ésta?" fue la inicial cuestión a la que los cinco candidatos tuvieron que enfrentarse. Uno a uno, Santiago Abascal (Vox), Pablo Iglesias (Unidas Podemos), Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Casado (PP) y Pedro Sánchez (PSOE) ofrecieron en tres horas largas los que a su juicio son motivo y consecuencia de la convocatoria electoral. Arrancó así Iglesias -corbata oscura, breve, escasamente anudada, y mangas de camisa-, criticando la "cerrazón" del Ejecutivo ante sus nada veladas proposiciones de un "futuro" en común, llegada la hora de "ponerse de acuerdo". Albert Rivera -traje y corbata azul con punteado- negó el bloqueo de Cs, culpó a Sánchez, y se comprometió a poner el país en marcha en un mes tras las elecciones. En su debut, Santiago Abascal -sin corbata, chaqueta azul y pantalón gris- arrancó llevando a Cataluña y la seguridad a su discurso, criticó el "consenso progre" y ofreció su alternativa patriótica.

Hizo una llamada a la participación Pedro Sánchez -corbata en morado y traje azul-, citando como prioridad acabar con el bloqueo, al tiempo que pidió consenso para que gobierne la lista más votada. 

Pablo Casado -blanca camisa, traje y corbata azul-, lamentó la violencia en Cataluña, habló de cuatro investiduras fallidas, y puso su partido en "garantía", cuestionando a Sánchez el concepto de nación catalana -el "racarraca" que dijo el socialista-.

Cataluña, inevitablemente, y la cohesión de España como consecuencia, acaparó un primer bloque tenso, y de esperada "ida y vuelta" con el aún presidente del Gobierno.  De cohesión y unidad quiso hablar Sánchez, de "convivencia, encuentro y diálogo". Comprometió una asignatura de valores éticos, modificación de ley audiovisual, e incorporación en el Código Penal del castigo al referéndum ilegal. Con un adoquín de Barcelona en la mano, habló después Rivera del orden público, apelando a sus raíces sin "fronteras" entre españoles.

De hilarante y ofensiva tachó Abascal la intervención de Pedro Sánchez, una crítica de la que no se libró Pablo Casado. Habló Abascal de golpe de Estado, y de impunidad y traición a la patria tras el 155. Garantizó la suspensión de la autonomía catalana en caso de victoria de su partido el domingo, así como la detención de los líderes separatistas y del presidente Torra.


Desaceleración y economía


Iglesias obvió a Cataluña en su inicio -sólo en el inicio-, puso el rural sobre la mesa, citó a los productores lácteos gallegos, a las islas y a Extremadura, y tachó a la derecha de "ignorante y agresiva",  para concluir alabando a Adolfo Suárez en sus encuentros con Tarradellas.

Tras el primer corte de Cataluña,  el segundo, de la política económica, habló de la desaceleración, de recortes y empleo -o su falta- Pablo Iglesias, que apeló a  la protección ante la crisis. Tras él, Casado citó la última EPA y su aumento en desempleo, se enrocó en sus críticas a Sánchez -"gasolina a la crisis"-, y prometió bajadas de impuestos, como Abascal el fin del de sucesiones, y reactivación del consumo.  Habló Rivera de su hija y de la natalidad, proponiendo una ley de familias ante los problemas económicos. Criticó Abascal las políticas de gasto de autonomías y el expolio a clases medias. Respondió a todos Sánchez queriendo  destacar lo hecho anunciando la creación de una vicepresidencia económica con Nadia Calviño al frente. 

De emergencia climática tras el anuncio de EEUU de retirada del Acuerdo de París habló Sánchez  en el final del bloque, comprometiendo su "deseada" mayoría a la lucha contra la despoblación y el reto demográfico; "muchos" ministerios y gasto, le advirtió Casado. 


Política y emergencia social


Política social y alusiones al sueño de los españoles llevaron a Rivera a proponer el fin de la temporalidad, contratos indefinidos y prestaciones a autónomos. Recogió el guante lanzado por la moderadora sobre la falta de candidatas en el debate Pablo Iglesias, que citó las sentencias de las Manadas, demandó rentas garantizadas y educación y planes de autonomía para las víctimas de violencia de género. De emergencia social y paro juvenil, viudas sin pensión y autónomos habló Abascal, demandando ayudas a la dependencia, "destapando" además un nuevo debate con referencias a la violencia de género y a las denuncias "falsas", provocando las alusiones a la "derecha cobarde" ante la "otra" derecha el turno de Sánchez. De vivienda y educación habló el presidente de Gobierno, de la salida al mercado de aquellas vacías y de emancipación de los jóvenes; recordando Casado los "logros" que dijo han obtenido los populares en educación, destacando las desigualdades en el rural Albert Rivera, y recordando Sánchez pactos "populares" con Vox.

De pactos y acuerdos postelectorales se habló en el bloque de política internacional, recibiendo Sánchez el que dijo "todos contra mi" y sus políticas de "dudosas" coaliciones que citaron Casado y Rivera, que demandó el cambio de una ley electoral "injusta" y peligrosa.

Tardó en llegar, casi en el fina, cito Pedro Sánchez la exhumación de Franco y su deseo de ilegalizar la Fundación Franco,  recibiendo la respuesta de un Abascal que recordó abrazos y convivencias en una España que "necesita" estar unida. 

En el otro debate, el taxi que trasladado a Iglesias, la polémica por el uso o no de un alzador en el atril de Rivera y la decisión de Abascal de ser el único que no usara corbata, marcaron la otra parte de la historia que, además, y por primera vez se pudo seguir a través de twitter.

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