El ex presidente del Palau de la Música, Fèlix Millet, y su mano derecha, Jordi Montull, comparecieron por primera vez pocos minutos después de las 11.00 horas para firmar en el Juzgado número 30 de Barcelona, en la Ciudad de la Justicia, y cumplir así con la medida cautelar impuesta por el juez Juli Solaz para evitar su fuga.
Millet --con barba y visiblemente desmejorado-- y Montull, acompañados del abogado Jordi Pina, subieron al juzgado sin hacer declaraciones a los medios y permanecieron unos pocos minutos.
A su salida, Jordi Pina atendió brevemente a los medios mientras se dirigían al exterior y aseguró que esta comparecencia es importante para 'callar' a todos los que 'se llenaban la boca' diciendo que los acusados iban a fugarse y por eso debían estar en prisión preventiva.
Pina también avanzó que el próximo día 20 de enero tendrá lugar la ratificación de la pericial del Consorci. Pasados pocos minutos de las 11, abandonaban la Ciudad Judicial en un taxi.
Millet y Montull deberán acudir al juzgado cada primer laborable de mes después de que el juez dictara su libertad con cargos tras haber desviado supuestamente durante tres décadas dinero de fondos del Palau para beneficio propio.
El juez les obligó a entregar los pasaportes, pero no les impuso ninguna fianza; ambos confesaron haber desviado fondos en sendas cartas remitidas al juez.
A su salida, Jordi Pina atendió brevemente a los medios mientras se dirigían al exterior y aseguró que esta comparecencia es importante para 'callar' a todos los que 'se llenaban la boca' diciendo que los acusados iban a fugarse y por eso debían estar en prisión preventiva.
Pina también avanzó que el próximo día 20 de enero tendrá lugar la ratificación de la pericial del Consorci. Pasados pocos minutos de las 11, abandonaban la Ciudad Judicial en un taxi.
Millet y Montull deberán acudir al juzgado cada primer laborable de mes después de que el juez dictara su libertad con cargos tras haber desviado supuestamente durante tres décadas dinero de fondos del Palau para beneficio propio.
El juez les obligó a entregar los pasaportes, pero no les impuso ninguna fianza; ambos confesaron haber desviado fondos en sendas cartas remitidas al juez.
