Una semana después del caos en los aeropuertos, y ya con el tráfico aéreo en total normalidad, los controladores siguen siendo el objeto de numerosas críticas y comentarios por parte de los políticos. El Gobierno dice haber tomado nota del 'desparpajo' y 'falta de responsabilidad' que manifiesta el colectivo en sus declaraciones. La oposición, por su parte, afirma que el estado de alarma 'no puede ser la única solución al conflicto', y recomienda 'sentarse a hablar con los controladores, sean más o menos populares'.
El vicepresidente primero y ministro de Interior parecía perplejo tras el Consejo de Ministros por la actitud que mantienen los controladores aéreos. O eso afirmaba, asegurando que 'se pasean con un desparpajo notable, como si aquí no hubiera pasado nada, para defender sus privilegios, tratar de minimizar los efectos de lo ocurrido e incluso exigir que se compartan responsabilidades'.
El ministro hizo hincapié en la gran responsabilidad y las consecuencias de la actuación de los controladores el pasado 3 de diciembre. 'No se trata ya de una huelga salvaje, sino de unos señores que abandonaron su puesto de trabajo y forzaron el cierre del espacio aéreo', afirmó Rubalcaba. Un abandono que no se volverá a producir, reiteraba, ya que el decreto aprobado recoge una reglamentación exhaustiva sobre las bajas del colectivo.
ESTADO DE ALARMA
Otra de las cuestiones protagonistas en el conflicto es el estado de alarma. El Gobierno asegura que todavía no decidió si lo prorrogará una vez agotados los 15 días, aunque confía en que si lo hace obtendrá la mayoría necesaria en el Pleno del Congreso. Rubalcaba anticipaba que se hará si se considera necesario 'para mantener la normalidad en los aeropuertos y que la gente pueda viajar con normalidad'.
Las explicaciones de Alfredo Pérez Rubalcaba no parecían convencer al Partido Popular. Su secretaria general, María Dolores de Cospedal, criticaba que 'no puede ser que la única solución que tenga un Gobierno, ante un conflicto laboral muy importante y que afecta a muchas personas, sea un estado de alarma y que lo tenga que prolongar indefinidamente porque no va más allá en las posibilidades de tomar otro tipo de decisiones'.
Por ello, destacaba la necesidad de que 'el Gobierno se ponga a trabajar', subrayando que, a su juicio, tendría que 'planear cuáles son las acciones que va a llevar a cabo y cuál es el plan de actuación paralelamente a la situación del estado de alarma'. Y calificaba de 'soberbia' la actitud de los controladores aéreos, pero también la del Gobierno, por no haber explicado su actuación: 'La soberbia es muy mala consejera y gobernar a golpe de decreto ley, que lo hace este Gobierno muy a menudo, no es la mejor manera de gobernar', remarcaba Cospedal.
El PSOE por su parte dedica la mayor parte de sus discursos a defender al Gobierno por su actuación ante las críticas. En especial al ministro de Fomento, José Blanco, a quien el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, felicitaba por su gestió n y haber puesto 'coto' a los chantajes' de los controladores aéreos.
El ministro hizo hincapié en la gran responsabilidad y las consecuencias de la actuación de los controladores el pasado 3 de diciembre. 'No se trata ya de una huelga salvaje, sino de unos señores que abandonaron su puesto de trabajo y forzaron el cierre del espacio aéreo', afirmó Rubalcaba. Un abandono que no se volverá a producir, reiteraba, ya que el decreto aprobado recoge una reglamentación exhaustiva sobre las bajas del colectivo.
ESTADO DE ALARMA
Otra de las cuestiones protagonistas en el conflicto es el estado de alarma. El Gobierno asegura que todavía no decidió si lo prorrogará una vez agotados los 15 días, aunque confía en que si lo hace obtendrá la mayoría necesaria en el Pleno del Congreso. Rubalcaba anticipaba que se hará si se considera necesario 'para mantener la normalidad en los aeropuertos y que la gente pueda viajar con normalidad'.
Las explicaciones de Alfredo Pérez Rubalcaba no parecían convencer al Partido Popular. Su secretaria general, María Dolores de Cospedal, criticaba que 'no puede ser que la única solución que tenga un Gobierno, ante un conflicto laboral muy importante y que afecta a muchas personas, sea un estado de alarma y que lo tenga que prolongar indefinidamente porque no va más allá en las posibilidades de tomar otro tipo de decisiones'.
Por ello, destacaba la necesidad de que 'el Gobierno se ponga a trabajar', subrayando que, a su juicio, tendría que 'planear cuáles son las acciones que va a llevar a cabo y cuál es el plan de actuación paralelamente a la situación del estado de alarma'. Y calificaba de 'soberbia' la actitud de los controladores aéreos, pero también la del Gobierno, por no haber explicado su actuación: 'La soberbia es muy mala consejera y gobernar a golpe de decreto ley, que lo hace este Gobierno muy a menudo, no es la mejor manera de gobernar', remarcaba Cospedal.
El PSOE por su parte dedica la mayor parte de sus discursos a defender al Gobierno por su actuación ante las críticas. En especial al ministro de Fomento, José Blanco, a quien el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, felicitaba por su gestió n y haber puesto 'coto' a los chantajes' de los controladores aéreos.
