ENTREVISTA

Lois Babarro: "La gran revolución será la educación"

OURENSE. 17/01/2018 Lois Babarro Alen. Presidente de AJE Ourense. Foto: Miguel Angel
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Lois Babarro preside desde hace cuatro años la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Ourense y desde hace unas semanas es vicepresidente del colectivo en toda España

 

Lois Babarro preside desde hace cuatro años la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Ourense y desde hace unas semanas es vicepresidente del colectivo en toda España. Un espaldarazo a una gestión que ha supuesto mejorar el asociacionismo en Ourense, pero también inculcar entre los jóvenes el valor del riesgo y la capacidad de asumir retos, inherentes a la actividad empresarial. Cambio de valores, revolución del sistema educativo, son parte de sus reflexiones.

¿Qué es ser vicepresidente?  

Ganar en visibilidad. Hasta el momento, como presidente en Ourense represento a 105 empresarios y a nivel nacional la representación se multiplica porque en estos momentos somos 18.500 asociados con 21.000 empresas a nivel nacional y 90.000 trabajadores. 

¿Tiene el colectivo la visibilidad social que le corresponde? 

Se ha mejorado mucho en la última década y ahí hay una labor importante que es la de los medios de comunicación. Poner en valor este colectivo es un trabajo de toda la sociedad. Siempre decimos que nosotros no somos una asociación, somos una actitud. Dignificar el colectivo de los empresarios y mostrarle hoy a los jóvenes que están haciendo una carrera que no saben qué salida tomar, que también montar tu propia empresa es una opción. Esa es una de nuestras mayores labores. A nivel nacional cada día hay un mayor reconocimiento, se está dignificando la labor del empresario y eso es de agradecer. 

¿Quieres ser presidente?  OURENSE. 17/01/2018 Lois Babarro Alen. Presidente de AJE Ourense. Foto: Miguel Angel

¿A nivel nacional? Sin lugar a dudas, no. Tenemos un gran presidente, que es Fermín Albadalejo. Mientras los días tengan solo 24 horas no lo tengo pensado y no tengo ni tiempo ni capacidad para ese tipo de cuestiones. Ya tengo cargos entre los jóvenes empresarios y yo creo que mis aspiraciones en ese sentido están más que colmadas. 

¿Eres una persona ambiciosa en ese sentido?  

En este país la ambición tiene una especie de estigma, pero yo no creo que ser ambicioso sea malo. La ambición es necesaria para que las sociedades evolucionen. Cuando yo asumí la presencia de AJE Ourense había 36 asociados y ahora hay 105. Es necesaria como elemento de superación, debidamente canalizada hacia los intereses del grupo al que representas. En ese sentido, sí que soy ambicioso. Si de lo que me hablas es de ambición personal, no tengo mayores ambiciones.

¿Qué hace Lois Babarro presidiendo un colectivo de jóvenes empresarios en una provincia con pocos jóvenes y pocos empresarios?  

Pues ambición por posicionar a una generación que está muy bien formada y para cambiar las cosas. Tengo muy claro que repetir cien veces un problema no lo va a solucionar. Este colectivo se merece una especial visibilidad. En una provincia como Ourense, en los últimos diez años, con la que está cayendo, haber generado un proyecto empresarial y riqueza es digno de darle respeto y visibilidad social. Por lo tanto, para mí es un orgullo darle a ese colectivo visibilidad social porque represento a un colectivo de 105 empresarios con más de 350 trabajadores y que facturamos más de 40 millones de euros y que trabajamos en 18 países.

Sí pero no se ve que ese mensaje cale entre los jóvenes. ¿Por qué la mayoría que se gradúan en la Universidad no se plantean ser dueños de sus propias iniciativas?  

Yo replantearía la pregunta. A veces focalizamos mucho en la juventud la falta de ambición o valores pero los jóvenes crecen en un entorno determinado y en unos valores determinados. Somos fruto de aquello que hemos vivido, por lo tanto habría que preguntarse si el foco de culpabilidad se debe centrar en los jóvenes o en su entorno social o educativo. ¿Que las cosas tienen que cambiar? Sin lugar a dudas. ¿Que nos corresponde una reflexión global a toda la sociedad? Sin lugar a dudas. Sí que creo que los jóvenes cada día tienen un propósito más global, con más idea de montar una empresa. La gran revolución del siglo será la educación. 

Jóvenes, sociedad, padres, sistema educativo… Ordénalos por responsabilidades.  

No sé si se puede poner un porcentaje de responsabilidad a todos, pero todo empieza en una familia y a partir de ahí hay un sistema educativo que se ha basado en la adquisición de conocimientos olvidándose que hoy los datos se consiguen en Google. Nos hemos olvidado que hoy necesitamos capacidad para trabajar en equipo, para comunicarse, empalizar, análisis… Corresponde a las familias educar en valores, capacidad de sacrificio, perseverancia, riesgo, etc. La sobreprotección familiar raras veces acaba bien porque a veces es recomendable sentir el frío, incluso literalmente. 

¿Qué hay del miedo al fracaso?  

Uno de los elementos que tenemos que revisar es el concepto fracaso. Nos hemos creído que fracasar es montar un negocio que no va bien y yo creo que fracasar es estar sentado en una silla y decir que estoy en un trabajo que no me gusta, con un jefe que no me gusta. Y la pregunta es: ¿qué has hecho para cambiarlo? ¿Quién es el fracasado? En Estados Unidos hay una media de 2,1 proyectos fracasados antes acertar. El que no camina no tropieza, otra cosa es que no seas capaz de aprender de tus errores. Ese sí que es un problema.

¿Y por qué las personas que os implicáis sois señalados porque se dice que queréis jugar a la política?  

A mi eso me resulta indiferente. Tomes la medida que tomes habrá un 20% de personas que la van a criticar, incluso una donación a Cáritas. Si te importan las críticas no haces nada y normalmente detrás de las críticas suele haber una reflexión de por qué no habré hecho yo lo mismo. Lo que hago en estos momentos es representar a un colectivo y creo que los objetivos están conseguidos. 

¿Ambicionas la política?  

En estos momentos, sin lugar a dudas, no. Estoy en un entorno empresarial y no acabo de creer en  la confluencia entre política y empresa. Me parece peligrosa. Si algún día diese el paso dejaría por completo todos los cargos empresariales. 

O sea, que no lo descartas. 

En estos momentos sí que está descartado, a futuro no lo sé.

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