JUICIO POR LA MUERTE DE ASUNTA

Las acusaciones mantienen que los padres de Asunta planearon juntos su muerte

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photo_camera Imagen del circuito cerrado de televisión del juicio por la muerte violenta de Asunta Basterra. (XOÁN REY)

El fiscal Jorge Fernández de Aránguiz expresó su convencimiento de este plan conjunto, algo que no ve incompatible con que solo Porto asfixiase a la niña

Las conclusiones de las dos acusaciones personadas en el caso Asunta han coincidido hoy en mantener que la muerte violenta de la niña fue "concordada" por sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, aunque la Fiscalía abre la puerta a que solo la madre la asfixiase.

El fiscal Jorge Fernández de Aránguiz ha expresado hoy su convencimiento de que los padres de Asunta, únicos acusados, planearon de manera conjunta su fallecimiento, algo que no ve incompatible con que solo uno de ellos, en concreto Rosario Porto, la asfixiara.

En la sesión de hoy, el representante del Ministerio Público ha remarcado que hubo una sedación "repetida" en el tiempo de la menor, que tuvo que ser llevada a cabo "a ciencia" cierta y con "paciencia" por ambos progenitores, puesto que dicho crimen "no se entiende" como la acción de uno de ellos en exclusiva.

"Sedarla está intrínsecamente relacionado con el asesinato y aquí aparece Alfonso", ha asegurado el fiscal, para seguidamente recordar que fue el padre de la víctima el que compró hasta en tres ocasiones grandes cantidades de fármacos con el principio activo Lorazepam, una sustancia que la autopsia halló en el cuerpo de la pequeña de 12 años.

De Aránguiz se ha referido, asimismo, al "silencio" que ambos están teniendo durante el transcurso del juicio, en el que no se han incriminado mutuamente, algo que para el fiscal no tendría sentido en la cabeza de "un padre" normal, puesto que cualquier persona se revelaría contra la madre después de los indicios existentes contra ella.

Aprecia, no obstante, un silencio mutuo que percibe como extraño y que se ha visto acrecentado, a su entender, por la memoria "selectiva" de Alfonso Basterra, circunstancia que hace que el propio representante del Ministerio Fiscal se pregunte: "¿Fue más listo que ella?".

En este punto, como ejemplo, se ha referido el fiscal al testimonio "clave" de una excompañera de Asunta, que el día de los hechos vio a la menor en compañía de su padre, algo que tumba la versión de éste de que no salió de su piso en toda la tarde.

Ha puesto de relevancia, merced a ello, la existencia, por tanto, de una "defensa concordada", y ha mostrado su interés acerca de si esto se mantendrá hasta el final de la vista oral, momento en el que los imputados podrán hacer su alegato final.

Según sus conclusiones, está probado que la madre estaba con la niña en el momento de la muerte por asfixia -el 21 de septiembre de 2013-, y no se puede "descartar" que no estuviese allí el padre.

El fiscal admite como posibilidad de "objeto para la asfixia" el "manojo de papeles" hallado en la papelera de la habitación de la casa de Teo (A Coruña) en la que supuestamente murió Asunta, aunque acepta también como posible una funda de almohada de la cama, que no estaba allí, como tampoco aparecieron las alfombrillas del coche de Rosario Porto ni las zapatillas de deporte que llevaba la pequeña Asunta, que fue hallada descalza.

Ha hecho referencia el fiscal, por último, a la cuidadosa postura en la que se encontró el cuerpo sin vida en la pista forestal, que, para él, revela el "vínculo emocional" entre víctima y asesinos.

La asociación Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular, ha apelado a la "versión que nos dio" la menor de los hechos, ya que en vida aportó "pistas suficientes" de lo que le estaba pasando.

La letrada de esta asociación, Rocío Beceiro, ha recordado que la víctima fue la primera en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor y, por ello, a pesar de ser una niña muy reservada, ella sí "dio la primera voz de alarma".

Beceiro ha rememorado que, la madrugada del 4 de julio de 2013, envió un WhatsApp a su mejor amiga advirtiéndole de que la habían intentado matar esa noche, supuestamente un hombre que habría entrado en su casa.

En el mismo mes, en dos ocasiones, la niña aparece sedada en clases extraescolares sin entender qué le pasaba, por lo que denuncia ante sus profesores que en su casa la "engañan" y le dan "polvos blancos".

Para la representante de la acusación popular, estos testimonios son "pistas claras y contundentes" de que era consciente de lo que pasaba, puesto que "percibía un grave peligro" y sabía que ese riesgo "lo estaba sufriendo dentro de su hogar, de su entono más íntimo, de sus padres".

Por ello, Rocío Beceiro ha reiterado que los acusados "idearon un plan para acabar con la vida de su hija" y actuaron ambos "de forma conjunta, de común acuerdo".

Ambas acusaciones han reiterado sus peticiones de 18 y 20 años de cárcel, respectivamente, y en sendos casos para cada uno de ellos.

Mañana la jornada estará destinada a las conclusiones de las defensas, que reclamarán la libre absolución de los acusados.

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