El Gobierno ve "surrealistas" las versiones del ladrón del Códice

El delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, cree que las manifestaciones vertidas en el juicio por parte del ladrón confeso son "algo fuera de lugar"

El delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, considera "un poco surrealistas" las declaraciones del supuesto ladrón del Códice Calixtino, el otrora electricista de la Catedral de Santiago, quien primero confesó el robo para después afirmar que nunca había visto el manuscrito.

En una entrevista con Efe tras relevar en el cargo a Samuel Juárez, desplazado a China como consejero del Ejecutivo de España en materia de agricultura y pesca, Santiago Villanueva cree que estas manifestaciones vertidas en el juicio que se sigue en los juzgados compostelanos son "algo fuera de lugar".

"Está abierto el proceso judicial y la Policía Nacional hizo un magnífico trabajo recabando pruebas y cogiendo al culpable, recuperando el Códice, recuperando otro tipo de dinero, de documentos, todo lo que había allí", enfatiza el delegado del Gobierno sobre los registros en las propiedades de Fernández Castiñeiras, si bien prefiere no añadir nada más sobre la actuación judicial.

Únicamente espera que "esto se resuelva" porque "hay cosas que caen por su propio peso, hay imágenes, todos los datos indican que este caso es bastante claro", sostiene.

El Códice Calixtino, una obra de incalculable valor del siglo XII, desapareció misteriosamente del archivo de la Catedral compostelana en julio de 2011, tras lo que se sucedieron las críticas por las insuficientes medidas de seguridad que se mezclaron durante meses con especulaciones sobre posibles tramas de sofisticados ladrones.

Un año después, a principios de julio de 2012, el electricista fue detenido y recuperado el manuscrito, hallado en una zona de un garaje alquilado envuelto en papeles de periódico dentro de una bolsa de plástico junto a otros facsímiles y documentación sustraída de la Catedral y en perfecto estado.

La investigación policial permitió descubrir que el electricista disponía de llaves de diversas dependencias y que se había apoderado durante años no solo de documentación, sino de dinero y objetos valiosos del templo que preside la Plaza del Obradoiro.

"Sí, fui yo quien robó el libro. Me lo llevé el 4 de julio del año pasado, sobre las 12 de la mañana", reconoció entonces Fernández Castiñeiras a los investigadores.

Sin embargo, en la segunda sesión de la vista oral celebrada esta semana, aseguró que él "no" llegó a ver delante tal joya literaria.

El exelectricista estuvo interno en el penal de Teixeiro (A Coruña) desde julio de 2012 hasta enero de 2013, y en este momento se enfrenta a la acusación de dos delitos de robo con fuerza, un delito contra la intimidad y otro de blanqueo de capitales, por los que la Fiscalía le pide 15 años de cárcel, que la Iglesia, personada como acusación particular, eleva a 31. 

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