El mal fario de las naves congeladoras

Un remolcador operando en la nave. El humo fue tan denso que obligó a cortar el puente. Durante una hora fue un caos de tráfico.
photo_camera Un remolcador operando en la nave. El humo fue tan denso que obligó a cortar el puente. Durante una hora fue un caos de tráfico.

Los incendios se acumulan en el sector del congelado y la imagen de naves en llamas en el entorno de la Ría se ha repetido, con fuegos de enorme magnitud, como el de ayer. Antes, Frigalsa Beiramar o Pereira Berbés

Los incendios se acumulan en el sector del congelado y la imagen de naves en llamas en el entorno de la Ría se ha repetido, con fuegos de enorme magnitud, como el de ayer. Antes, Frigalsa Beiramar o Pereira Berbés...

La única buena noticia es que la mayoría de los incendios que se han repetido en naves frigoríficas, tan intensos como Fandicosta, fueron sofocados y al cabo de un año las naves recuperaron la actividad perdida y los puestos de trabajo, que no se destruyeron. En Vigo destacan tres. 

Pereira, en O Berbés, fue la primera víctima, con un incendio que destruyó por completo la nave, todavía sin estrenar entonces. Era 2005. Había 200 puestos de trabajo en juego. La causa fue al parecer una pérdida de amoníaco, que provocó la explosión una nube tóxica. Aunque la instalación quedó destruida, un año más tarde estaba ya lista para funcionar.

En 2011 el turno pasó a Frigoríficos Berbés, un edificio de gran porte que había quedado sin actividad industrial y donde sólo había trabajando una docena de empleados, con la empresa en liquidación. El humo se vio en toda la Ría y destruyó por completo la nave, que años más tarde sufrió otro fuego. En la actualidad está pendiente de su recuperación por parte de la Autoridad Portuaria.

En 2015 le tocó a Freiremar, una antigua planta de procesado de pescado que había adquirido Frigalsa en Beiramar. Un chispazo en el proceso de reforma integral provocó la destrucción de la instalación. Acaba de iniciarse la obra de reconstrucción, incluyendo la cubierta. La expectativa con la que trabaja Frigalsa es abrir en octubre, coincidiendo con Conxemar. Servirá de central de atún.

En el otro lado de la Ría destacó la conservera Lago Paganini, que en 2011 quedó por completo destruida. Había 100 personas que se quedaron sin empleo, pero de forma puntual, ya que la empresa recuperó el pulso con otra instalación más moderna.

Fue el mismo caso que la conservera Antonio Alonso, ya en Bueu, que ocho meses después, en 2012, también quedaba arrasada por las llamas. Contaba con 40 trabajadores. Un año más tarde, Alonso reabría sus puertas en otra ubicación, con una nave moderna y funcional en activo. n

Te puede interesar