Defienden que la pequeña estuvo afectada inicialmente por una tuberculosis y que contrajo una infección posterior

Los dos médicos pontevedreses acusados de negligencia al tratar a una menor se ratifican en su diagnóstico

Los dos médicos pontevedreses, el pediatra A.R.A., y el cirujano pediátrico A.R.C., acusados de un delito de lesiones graves por negligencia al tratar a una menor de Marín, se ratificaron hoy en el diagnóstico y en el tratamiento que dieron a la niña, en el juicio que se sigue contra ellos en el Juzgado de lo Penal número dos de Vigo.
Los dos médicos están acusados de actuar con ‘mala praxis’ en el caso de una niña de Marín, a la que se diagnosticó una adenitis submaxilar (la inflamación de un ganglio linfático). El pediatra, tras comprobar que no mejoraba con antibióticos y tras realizar la prueba de la tuberculina --y resultar positiva--, concluyó que la niña tenía tuberculosis ganglionar.

Después de un tratamiento que duró meses, el pediatra consideró que la niña se había curado de esa afección y la remitió a un cirujano para que, una vez sanada la tuberculosis, se le extrajera el ganglio afectado para evitar infecciones bacterianas a través de la fístula que le había quedado abierta y para corregir la cicatriz desde el punto de vista estético.

Sin embargo, la menor resultó afectada por una infección bacteriana y por complicaciones tras la operación, que derivaron en una infección profunda con graves secuelas, como cicatrices en el cuello y piernas, pérdida de la falange de un pie, y una neuropatía periférica que afecta a su capacidad para caminar. La acusación defiende que los médicos hicieron un diagnóstico erróneo desde el principio, y que no realizaron todas las pruebas pertinentes en este caso.

La Fiscalía pide para el pediatra de este caso un pena de cuatro meses de prisión y un año y medio de inhabilitación; y para el cirujano pediátrico, solicita un año y tres meses de cárcel y dos años y medio de inhabilitación; a lo que suma indemnizaciones de más de 130.000 euros. Por su parte, la acusación particular pide 18 meses de cárcel y tres años de inhabilitación para el pediatra; dos años de cárcel y cuatro de inhabilitación para el cirujano; además de una indemnización de casi 240.000 euros.

DIAGNOSTICO CON ‘CERTEZA’

En la vista oral que se inició hoy en Vigo, el pediatra A.R.A., insistió en que, a la luz de la prueba de la tuberculina --realizada en marzo de 2002--, el diagnóstico fue correcto, y precisó que fue una diagnosis ‘con certeza y no por presunción’, basada ‘en pruebas científicas’.

Además, este facultativo explicó que, tras recetar los antibióticos, pidió una analítica de sangre para ver la evolución de la tuberculosis ganglionar, así como una Punción por Aguja Fina (PAF), que finalmente no se realizó porque ‘los riesgos de hacerla eran mayores que los beneficios que se podían obtener’.

A.R.A. insistió en que no se debe confundir esta patología con las complicaciones posteriores que tuvo la menor, causadas por una infección bacteriana por estafilococos. A este respecto, indicó que cuando apareció esta otra infección, la niña estaba ‘casi curada’ de la infección tuberculosa, y que de hecho, en octubre de 2002 se terminó su tratamiento inicial.

En las semanas posteriores el estado de la niña empeoró, con la nueva infección, y finalmente fue operada en enero de 2003, en la clínica Fátima de Vigo. Tras recibir el alta, los padres de la menor tuvieron que trasladarla al Complexo Hospitalario de Pontevedra, luego a la UCI pediátrica del Chuvi y posteriormente al Hospital Clínico de Santiago, ya que presentaba fiebre muy alta, vómitos, diarrea, labios cianóticos y otros síntomas de un shock séptico.

‘SHOCK TOXICO’

Por su parte, el cirujano A.R.C. confirmó las declaraciones hechas por el pediatra, e insistió en que, en un primer momento, la niña estaba afectada por una tuberculosis, tal y como evidenciaba la prueba de la tuberculina.

Además, explicó que, cuando intervino a la niña, ‘no se apreciaban signos de infección’, y rechazó que la menor hubiese resultado afectada por un shock séptico, sino que padeció un ‘shock tóxico’, una patología muy poco frecuente, de ‘evolución impredecible’, que ‘no se puede detectar ni evitar’.

En cuanto a las complicaciones posteriores a la intervención, el médico explicó que en ningún momento asoció los síntomas de la niña --fiebre, vómitos y otros.-con la operación a la que acababa de ser sometida, sino con otra causa, como una gastroenteritis.

La sesión se reanudará mañana a las 9.00 horas, y está previsto que comparezcan, entre otros testigos, los padres de la menor, y médicos que la atendieron en algún momento.

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