El Gobierno turco sigue purgando la Policía ante la preocupación de Bruselas

El Gobierno de Turquía siguió hoy con la depuración de policías y miembros del Poder Judicial tras un caso de corrupción en el poder, lo que ha despertado la preocupación de la Comisión Europea por la posible pérdida de independencia de la Justicia.

El Ministerio turco del Interior dio hoy a conocer la destitución de 16 jefes provinciales de Policía, entre ellos los de lugares importantes como Izmir, Antalya y Diyarbakir, en una nueva purga tras el relevo el martes de 350 agentes en Ankara, la capital.

Desde que la Fiscalía de Estambul ordenase la detención a mediados de diciembre de importantes personalidades vinculadas al partido islamista en el Gobierno acusadas de corrupción y soborno, más de 1.700 agentes, entre ellos casi un centenar de altos mandos, han sido cesados, relevados o cambiados de destino.

Las detenciones de diciembre forzaron una amplia remodelación, con cuatro dimisiones, del Gobierno que lidera el primer ministro Recep Tayyip Erdogan desde 2002.

Todos los analistas coinciden en que lo que sucede en Turquía es un pulso entre Erdogan y los seguidores del predicador islámico Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos, que ha pasado en pocos meses de estrecho aliado del Gobierno a su principal enemigo.

Los seguidores de Gülen son especialmente influyentes en la Judicatura y la Policía, y son justamente esos miembros los que han sido el objetivo de las depuraciones.

En la batalla para contener la mayor amenaza a sus 11 años en el poder, Erdogan ha calificado las investigaciones de corrupción de 'conspiración' judicial para tratar de derrocar a su Ejecutivo, y prometido erradicar 'las bandas que operan bajo la fachada de la religión', en referencia a la red Gülen.

Y hoy el viceprimer ministro, Ali Babacan, advirtió a la televisión Haberturk de que el Gobierno no va 'a dejar que la estabilidad política y económica de Turquía se vea afectada'.

El máximo órgano judicial turco, el Consejo Supremo de Jueces y Fiscales (HSYK), aseguró que investigará las acusaciones de que los nuevos responsables policiales de Estambul ya han bloqueado nuevas investigaciones vinculadas a la trama corrupta.

Pero el titular de Justicia, Bekir Bozdag, replicó que no permitirá, por el momento, investigaciones adicionales por parte de la Fiscalía de Estambul en la presunta trama de corrupción.

Varios diputados del partido en el Gobierno propusieron además cambios legales para reestructurar y 'mejorar' el HSYK, de forma que quede más controlado por el Ministerio de Justicia.

Entre los afectados en las últimas horas por la purga en el sistema judicial se encuentra el conocido fiscal Zekeriya Öz, considerado en Turquía durante años como el 'Di Pietro turco', en referencia al famoso fiscal antimafia italiano.

Öz ha liderado las pesquisas sobre este caso de corrupción y fue trasladado ayer a una posición de escasa relevancia en la región de Estambul, y además, se abrió una investigación en su contra, según medios turcos.

Ante esta situación, el portavoz comunitario Olivier Bailly manifestó hoy en una rueda de prensa en Bruselas que los relevos y traslados de policías e investigadores en Turquía son 'un asunto que preocupa a la Comisión Europea'.

La CE cree que lo ocurrido 'podría debilitar las investigaciones en marcha y la capacidad del sistema judicial y de la Policía de investigar asuntos de manera independiente', añadió el portavoz.

'Pedimos a Turquía, como país candidato comprometido a respetar los criterios de adhesión a la UE, incluido el respeto del Estado de Derecho, que tome todas las medidas necesarias para asegurar que estas imputaciones (de corrupción) sean tratadas por las autoridades sin discriminación o preferencia, de manera transparente e imparcial', demandó Bailly.

Pero las depuraciones de funcionarios supuestamente cercanos al movimiento Gülen se han extendido a otros departamentos, como el Ministerio de Finanzas y el de Educación, según el diario Hürriyet.

El escándalo de corrupción y la respuesta del Ejecutivo ha sacudido también a la economía del emergente país, lo que ha afectado a la confianza de los inversores y ha depreciado el valor de la lira turca frente a otras divisas.

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