Las incursiones israelíes en territorio libanés, nuevo punto de fricción con Hezbolá

Las declaraciones de hoy del líder militar de Hezbolá en la frontera con Israel, Nabil Kauk, en las que indica que 'sigue abierta' la posibilidad de una guerra con el estado hebreo, coincide con la amenaza ayer del grupo chií de emprender 'medidas prácticas' contra las incursiones israelíes en el espacio aéreo y marítimo libanés.
Esta retórica se corresponde con el incremento de los temores a una hipotética reescalada de violencia en la frontera entre ambos países, poco más de dos años después del conflicto de verano de 2006 entre el Ejército y las milicias del Partido de Dios.

Las Fuerzas Aéreas israelíes reanudaron sus vuelos sobre Líbano en octubre de 2000 tras el secuestro de tres soldados israelíes en la frontera. Desde entonces, y a pesar de las protestas del Gobierno libanés y de Naciones Unidas, el Ejército ha emprendido cientos de vuelos de reconocimiento por pura medida de precaución. En respuesta a las acusaciones de Hezbolá sobre esta ilegalidad, Tel Aviv responde habitualmente que las milicias chiíes siguen rearmándose y recibiendo ayuda de Irán, en flagrante violación de los términos del alto el fuego de 2006.

Estas incursiones han sido el principal motivo de malestar para el grupo libanés desde el término del conflicto, al entender que las operaciones israelíes que pasan por su territorio suponen una afrenta contra la soberanía nacional. Si bien los responsables políticos de la organización han insistido en su voluntad de ofrecer una salida dialogada a estas tensiones, varios analistas políticos y fuerzas de seguridad israelíes discrepan de las intenciones pacíficas del grupo.

En este sentido, la reciente incorporación de Hezbolá como miembro del nuevo Gobierno libanés con derecho a veto podría ser un factor importante a la hora de comprender la raíz de estas nuevas tensiones, ya que las milicias del grupo, la Resistencia Islámica, sigue contando con un importante arsenal militar que ha provocado el malestar entre algunos de sus compañeros de Ejecutivo.

Sin embargo, Hezbolá se niega a deponer las armas ya que considera que son su único elemento de 'resistencia' contra cualquier hipotético ataque israelí. En términos políticos, se ha dejado claro al grupo chií que la entrega de su armamento es una condición imprescindible para la celebración de las elecciones parlamentarias de 2009.

'El empleo de las armas de resistencia no se ha acabado. Lo que hay que hacer es enfatizar este papel a través de un concepto unánime, y es por ello por lo que solicitamos la adopción de una estrategia de defensa y liberación en la que todas las facciones puedan participar', declaró el miembro de la Ejecutiva de Hezbolá, Mahmoud Qmati, a un diario qatarí recogido por el portal libanés 'Naharnet'.

Algunos analistas y políticos libaneses apuntan a este respecto que las verdaderas intenciones del grupo son hacer fracasar las negociaciones con Israel para así hacer uso de las armas con el objetivo de confirmar su estatus de máxima fuerza armada en Líbano. Hezbolá, por su parte, sigue asegurando que sólo empleará estas armas para responder a cualquier tipo de ataque israelí y que su intención no es la de iniciar un nuevo conflicto armado.

'MEDIDAS PRÁCTICAS'

Fuentes anónimas libanesas informaban al diario 'Al Ahkbar' que 'Hezbolá está cerca de adoptar medidas prácticas que podrían obligar a Israel a cesar sus incursiones'. El pasado miércoles, las milicias de Hezbolá condenaban enérgicamente la entrada ilegal de los aviones y barcos israelíes en territorio, acusando a Tel Aviv de violar la soberanía nacional libanesa, y a la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) de fracasar a la hora de impedir este tipo de ilegalidades.

'La persistencia del enemigo israelí en sus violaciones del espacio aéreo libanés, sus aguas territoriales y su territorio es una escalada inaceptable y provocadora que llama a la condena y a la acción comprometida de las autoridades libaneses y de los organismos de Naciones Unidas', declaró esta semana la Resistencia Islámica en su primer comunicado tras el conflicto.

Para el analista sobre Hezbolá, Amal Saad Ghurayeb, el mensaje esconde una doble intención. 'Están dando a la diplomacia la oportunidad de fallar: al hacer responsable a Naciones Unidas y al Gobierno libanés, Hezbolá está cimentando el camino a la respuesta militar', advirtió.

Así, recientes informes de seguridad israelíes apuntaron que Hezbolá ha estado desplegando sistemas de misiles antiaéreos en el valle del Bekaa, este de líbano, así como en la cumbre del monte Sanine, desde la que se contempla Beirut y la salida al país al Mediterráneo, por el oeste.

A este respecto, fuentes milicianas expresaron en privado al magacín estadounidense Time su decepción sobre la escasa efectividad de su armamento antiaéreo en la pasada guerra de 2006. Se desconoce si su capacidad defensiva contra los aviones israelíes ha aumentado en estos últimos dos años, pero de haber sido así, lo más probable es que esperen a un nuevo conflicto a gran escala para demostrar su renovado potencial.

NUEVOS OBJETIVOS

Del mismo modo, fuentes de los servicios de inteligencia israelíes coinciden que esta 'nueva estrategia' anunciada por el dirigente de Hezbolá, Hasan Nasralá, no es sino una excusa para reanudar los enfrentamientos contra Israel tras la aparente relajación en las relaciones motivada por el intercambio de prisioneros de hace dos semanas.

Una vez llevado a cabo el canje, las preocupaciones de Hezbolá apuntan a dos direcciones: primero la ilegalidad de las incursiones, y después la ocupación de las granjas de Sheeba en el sureste del país y de la mitad del pueblo de Ghajar, también en la frontera con Israel.

Fuentes consultadas por el diario británico 'The Daily Telegraph' han indicado que el grupo ha incrementado su arsenal en los últimos dos años, de 10.000 a 30.000 misiles, entre los que se cuentan nuevos proyectiles con mayor alcance y cabezas explosivas más pesadas, y que incluyen al nuevo modelo de misil Zelzal, capaz de impactar en Tel Aviv, así como el misil antibuque C802, que podría hundir barcos israelíes.

Pero la ventaja aérea de Israel sigue siendo crucial, y este factor podría retrasar la hipotética agenda de combate de Hezbolá. A pesar de que las milicias chiíes se han enorgullecido de su 'victoria divina' tras los enfrentamientos de 2006, no hay que olvidar que más de 1.200 libaneses perdieron la vida en 33 días a manos del Ejército israelí.

Es por eso por lo que la retórica de Hezbolá suele verse aliviada de cuando en cuando en declaraciones como las realizadas también el pasado miércoles por el consejero de Nasralá, Husein Jalil. 'No estamos diciendo que vaya a tener lugar una guerra', apuntó antes de decir que 'el papel de la Resistencia es enfrentarse ante la codicia israelí, y los asaltos que puedan tener lugar en cualquier momento'.

GUERRA ABIERTA

Kauk, por su parte, confirmó hoy que su grupo 'es ahora más fuerte que antes' y declaró que la opción de una nueva guerra contra Israel 'sigue abierta' a pesar de que no es su intención repetir el conflicto que en verano de 2006 se cobró las vidas de 1.200 libaneses.

'La resistencia es ahora más fuerte que antes, por lo que la opción de una guerra sigue abierta', declaró Kauk al diario británico 'The Daily Telegraph' en una entrevista concedida desde la ciudad libanesa de Tiro. 'Si Hezbolá fuera débil, Israel no dudaría en comenzar otra guerra, pero somos más fuertes que antes, y cuando Hezbolá es fuerte, nuestra fortaleza impide a Israel empezar un nuevo conflicto', explicó. 'No perseguimos la guerra, pero debemos estar preparados'.

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